Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”, refiere José Saramago en una de sus obras, titulada Ensayo sobre la Ceguera. Esta obra literaria de autor portugués, Premio Nobel de Literatura en 1998, es una de sus obras más conocidas y en la misma se hace alusión a una sociedad podrida y desencajada. Esta novela habla del profundo egoísmo que marca a nuestra sociedad actual y, por lo tanto, aborda el significado de la ceguera más allá de la enfermedad física, para situarla en la podredumbre de la cual se va convirtiendo la sociedad a defender principios y valores de orden individual que produce enormes males sociales.

Y es que efectivamente, el Estado guatemalteco, hoy sufre esa especie rara de ceguera, que aunque no es física, no permite ver y observar y nos tiene hundidos en una de las peores crisis registradas en la historia reciente del país. Luego de sanguinarias y corruptas dictaduras militares, la democracia y la pacificación no ha sido suficiente para terminar con aquellas causas que provocaron la guerra interna.

El capital se expande, sin importar su procedencia, y se apodera de vastos territorios en la República. Da lo mismo, si este territorio se lo apropia una empresa minera, una hidroeléctrica o si bien se instala en los territorios el crimen organizado, pues el Estado responderá de la misma manera: facilitar la expansión y la libertad del capital. Este hecho ha profundizado aún más el hambre, la pobreza y la extrema pobreza, la exclusión y la inequidad. Esta expansión ha profundizado la violencia como el único mecanismo para que los de arriba impongan sus espurios propósitos.

En la actualidad, ya no se sabe si el crimen organizado es muy fuerte en la institucionalidad pública o que miembros orgánicos de grupos criminales son quienes efectivamente gobiernan los destinos de la Nación. Y es que frente a los importantes golpes asestados por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala –CICIG– y el Ministerio Público –MP– un hecho que se logra constatar es que existe una profunda alianza entre capital privado legal con el ilegal y operadores públicos en el Estado que posibilitan su accionar.

Las respuestas a estos males endémicos que han producido muerte, violencia, exclusión, pobreza y desolación en la población guatemalteca, nos debiese de llevar a producir tal nivel de movilización social y popular que de una vez y por todas destierre estos males a partir de la transformación de este Estado clientelar, corrupto e impune que hoy gobierna.

Ojalá y nos aproximemos a los planteamientos magníficamente esbozados por José Saramago en la siguiente obra llamada Ensayo sobre la Lucidez y que a través de la organización social y popular podamos escalar un nivel más alto de lucha y nos encaminemos a lo que en dicha novela se le denomina una Revolución Pacífica, para transformar las bases racistas, excluyentes, clasistas, patriarcales, explotadoras y discriminadoras sobre las que está asentada este Estado.

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