Juan Antonio Mazariegos G.
Durante la última campaña presidencial en EE. UU., Donald Trump, quien resultó finalmente electo, utilizó como eslogan electoral, “America First” o América Primero, en alusión a su oferta de devolver a los norteamericanos una posición que a su juicio se había visto relegada por la firma de distintos Tratados de Libre Comercio, el desequilibrio en la balanza comercial que se había provocado como consecuencia de los mismos y sobre todo la destrucción de empleos estadounidenses, en beneficio de aquellos que se creaban en otros Países.
De igual manera, el América Primero reclamaba para los norteamericanos la seguridad de una frontera inexpugnable, abanderada por “el muro que tendrá que pagar México” y que aludía a otro de los grandes temores de los votantes, la migración masiva de latinos que, según la campaña, ponía en riesgo los puestos de trabajo de los electores.
Finalmente el mensaje de Trump, dirigido a las masas de trabajadores estadounidenses caló y estados del denominado cinturón industrial de EE. UU. que en elecciones anteriores votaban por los demócratas, votaron por los republicanos, al igual que los Estados fronterizos con México, con las únicas excepciones de California y Nuevo México, impulsando su victoria.
Esos dos argumentos centrales del “America First” se están implementando hoy, cuando EE. UU. cuestiona tratados, impone aranceles y endurece su política migratoria. La visita de Mike Pence, vicepresidente de los EE. UU., debe de analizarse en ese contexto y no creo que debamos albergar esperanzas de Estatus de Protección Temporal (TPS) por la tragedia del Volcán de Fuego, ni tampoco inversiones norteamericanas de ninguna naturaleza, para ellos América es primero y para estar claros América no sea una referencia al continente.
Los Países del denominado Triángulo Norte de Centroamérica somos hoy una cuestión de seguridad nacional para EE. UU., Pence y la Secretaria de Seguridad Nacional Christen Nielsen, vinieron a exigir a los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala que hagan algo para que no continúe el drama de las familias separadas en la frontera y eso pasa por que no se permita la migración de nuestros ciudadanos hacia su País.
En el escenario descrito, toca buscar las soluciones a nuestros problemas a lo interno, Trump está cumpliendo con su agenda y no vendrá a darnos una mano ni aunque tuviera tres, haríamos muy bien en entenderlo y en tener una alternativa de política exterior distinta a tender una alfombra roja a cada funcionario que nos visite para regañarnos, exigirnos o alinearnos. En su orden, la creación de oportunidades para que nuestra gente no deba emigrar y la defensa de nuestros migrantes, deberían ser nuestra prioridad, lo primero.