Adolfo Mazariegos
Jorge Vega es un muchacho sencillo y disciplinado. No lo conozco personalmente, a decir verdad, pero esa es la impresión que me ha dado siempre desde que escuché de él por primera vez hace algunos años. Un joven luchador que se ha atrevido a soñar en grande y a convertir en realidad esos sueños que también son los sueños de muchos guatemaltecos y guatemaltecas que se ven reflejados en él y en cada logro que ha ido alcanzando en su carrera. En virtud de ello, y porque no tengo la menor duda de que ha merecido cada punto que los jueces le dieron durante el certamen, me he alegrado mucho al conocer la noticia de su memorable conquista en la World Challenge Cup de gimnasia realizada en Guimaraes, Portugal. Todo un logro, ciertamente. Admirable y digno de reconocimiento no sólo por el logro en sí, sino por la sencillez y nobleza de gesto expresadas en el par de líneas que escribió en su cuenta de Twitter poco después de haber ganado la medalla de oro, superando a deportistas de alto nivel procedentes de países considerados potencias en la disciplina deportiva en la que el guatemalteco ahora es campeón mundial: “¡Porque lo mereces Guatemala! ¡Por cada héroe anónimo que lucha y da su mejor versión para que una nueva Guatemala sea mejor!” Indiscutiblemente, palabras que dicen mucho. Palabras que encierran inclusive un mensaje que muy probablemente ni el propio deportista intuyó al publicarlas, sobre todo, en momentos en los que el país atraviesa situaciones difíciles y dolorosas derivadas de un evento natural cercano a su lugar de origen (Sacatepéquez) que ha consternado a mucha gente a lo largo y ancho del mundo. Enhorabuena Jorge Vega, estás demostrando que merecés ese logro y muchos más, por tu constancia, por tu disciplina, por ser un guatemalteco luchador que no se ha rendido y que evidencia con hechos que las cosas pueden alcanzarse con esfuerzo, con preparación y con trabajo honesto si se tiene la convicción y el coraje de convertir en realidad los sueños. Sos un ejemplo para la juventud de este país. Y no puedo menos que felicitarte sinceramente y agradecerte ese gesto con el que dedicás tu premio a todo un pueblo tan ávido y necesitado de buenas noticias. ¡Ánimo! Y a seguir cosechando triunfos que le caen tan bien a este país que te vio nacer y que se alegra con ellos, pero principalmente, porque estoy seguro de que los disfrutás y atesorás cual bien invaluable en virtud de que te han costado, y porque más allá de lo que puedan representar de cara al futuro o del apoyo que podás recibir por ello, estás haciendo algo que te gusta y te llena de satisfacción como ser humano, lo cual es, por supuesto, sumamente importante. ¡Adelante, Jorge Vega, aún te falta camino por recorrer!