El pasado sábado se produjo una significativa marcha de antorchas convocada por el colectivo Usac Es Pueblo para demandar la destitución de los funcionarios incapaces que no han atinado a actuar correctamente en esta crisis provocada por un desastre natural que no fue manejado con propiedad. La concurrencia se puede considerar como similar a las primeras manifestaciones en la Plaza en el año 2015 y, como entonces, asistieron familias completas no obstante la campaña negra montada por tenebrosos intereses que anunció como intención de la marcha incendiar la Casa Presidencial y sus alrededores. Todo discurrió con normalidad y civismo sin que se produjera incidente alguno como lo pudo corroborar la misma fuerza pública ordenada por un amparo que se interpuso a fin de garantizar la seguridad en el evento.

Hace más de dos años pudimos comprobar la importancia y eficacia que tiene la Plaza en nuestra vida como Nación porque es expresión del interés ciudadano por la situación del país y su deseo de impulsar cambios que le devuelvan sentido y norte al Estado que desde su cooptación dejó de atender sus funciones esenciales para convertirse en centro de acción de los más turbios negocios.

Ahora la ciudadanía ha comprobado fuera de toda sombra de duda la inutilidad del gobierno que fue electo luego de esas históricas jornadas contra un sistema podrido hasta sus cimientos. Y por ello la convocatoria de ese grupo de la Universidad de San Carlos, que ha estado presente en los esfuerzos por combatir la corrupción, tuvo eco entre una población que se lamenta de la decisión que tomó en las pasadas elecciones cuando dio su voto a un candidato que no tenía capacidad para el cargo y que tampoco era como se había presentado en materia de decencia y corrupción.

Al desencanto por la incapacidad oficial se suma la preocupación que empieza a sentirse entre la ciudadanía por la ola de crímenes contra dirigentes de distintos grupos campesinos del país sin que se produzca una investigación del origen de los mismos, lo que hace que algunos sectores empiecen a señalar el peligro de una vuelta a aquel pasado oprobioso de represión que se vivió durante los años de conflicto.

Los ciudadanos tenemos la obligación y responsabilidad de actuar para prevenir mayores descalabros en el país y por eso es que el inicio de acciones para recuperar la Plaza y retornar a ella son muestra de que se llegó, otra vez, al punto crítico en el que la población muestra su repudio a la corrupción y la prepotencia.

Redacción La Hora

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