Marco Tulio Trejo Paiz

Inicio esta columna con un mensaje de pesar para todas las familias damnificadas por la erupción del Volcán de Fuego, ubicado entre los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, el cual ha dejado decenas de muertos y más de un millón de personas damnificadas que han tenido que ser instaladas en un albergue temporal.

Durante esta semana he visto una serie de mensajes de solidaridad y apoyo para las familias de los sobrevivientes y damnificados que expresan el sentir de la mayoría de guatemaltecos, tanto para los que vivimos en nuestro terruño, como los que han tenido que buscar nuevos horizontes en otras latitudes.

En los medios de comunicación he logrado ver el trabajo de las entidades de socorro que luchan incansablemente y heroicamente por encontrar personas sobrevivientes o bien rescatar los cuerpos de los que desafortunadamente no pudieron evitar que la correntada de lava los dejara soterrados.

Por este motivo quiero también enviar un agradecimiento a esos héroes anónimos que tanto necesitamos en este golpeado país, que está ubicado en un lugar privilegiado por la naturaleza, donde tenemos montañas y volcanes, los cuales en determinado momento nos protegen de huracanes o bien que permite soltar energía que evita otras catástrofes de gran magnitud, pero también que provocan este tipo de desastres que afrontamos.

Vivimos un momento de luto y de dolor entre la población guatemalteca y vemos cómo muchas personas o empresas se han puesto a la disposición de los pobladores damnificados, unas han dado sus instalaciones para centros de acopio, otros su esfuerzo y algunos más, alimentos.

Pero como siempre hay un pelo en la sopa, este es el caso de los señores diputados que se pusieron a declarar un Estado de Calamidad por la tragedia del Volcán de Fuego, pero sin desaprovechar la oportunidad de blindar su trabajo politiquero, intentando meter un gol con una Ley que les favoreciera en el financiamiento electoral, lo cual es totalmente deplorable.

Esta actitud solamente demuestra que los partidos políticos y sus peones (diputados), están para aprovecharse del dolor del pueblo, aun cuando hayamos sido golpeados por una tragedia como la erupción del Volcán Fuego, que arrasó con las comunidades que están a las faldas del coloso.

Pero qué pasará con los guatemaltecos que sobrevivieron, perdieron todas sus pertenencias, sus seres queridos, las viviendas, las mascotas, las siembras, será que el Estado tiene la capacidad de apoyarlos para que continúen en la lucha del diario vivir.

Se decretó un Estado de Calamidad en los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, por lo que ahora los ministerios del Ejecutivo tienen carta abierta para realizar las compras que crean necesarias, pero eso no quiere decir, que sean las que se necesitan, para aliviar las necesidades de nuestros hermanos afectados.

Uno de los claros ejemplos del aprovechamiento estatal durante una tragedia, es el deslave en El Cambray II, en jurisdicción de Santa Catarina Pinula, Guatemala, donde murieron más de 300 personas y el gobierno transitorio de Alejandro Maldonado Aguirre, ofreció reubicar a los sobrevivientes, pero hoy después de dos años de la catástrofe (octubre de 2015), siguen esperando un lugar digno para sus familias.

Es más, los representantes de los afectados del deslizamiento en El Cambray II tuvieron que interponer un amparo ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ), para que se deduzcan las responsabilidades del caso y que se investigue la razón del incumplimiento de este proyecto.

Esperemos que los funcionarios se pongan la mano en la conciencia, y que el presidente Jimmy Morales se ponga a fiscalizar lo que se tenga que comprar y que demuestre con ejemplos que su mensaje de campaña era ni corrupto, ni ladrón.

Ahora a Juan Pueblo nos toca apoyar y solidarizarnos con los conciudadanos afectados.

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