El colectivo La Usac Es Pueblo convocó para hoy por la noche a una marcha de antorchas que partiendo del Paraninfo Universitario llegará a Casa Presidencial para protestar por el pésimo manejo que el gobierno ha hecho de la tragedia provocada por la erupción persistente del Volcán de Fuego, lo cual se enmarca en el derecho constitucional a la libre manifestación que ampara a los ciudadanos del país.

Sin embargo, desde ayer empezaron a circular en las redes sociales mensajes en los que se afirma que la manifestación tiene la finalidad de pegarle fuego a la Casa Presidencial y sus alrededores, lo que obviamente persigue no sólo desestimular la participación ciudadana sino también implica aviesos planes de provocar situaciones que puedan salir de control para culpar a los manifestantes de alteraciones del orden público. El grupo organizador de la marcha ha afirmado que tendrán estrecha vigilancia para evitar las infiltraciones y que comités de orden estarán actuando en la jornada para prevenir cualquier tipo de desorden que esos infiltrados pudieran intentar.

Ayer mismo el abogado Alfonso Carrillo presentó y obtuvo un Amparo preventivo para garantizar el derecho a la libre manifestación y para obligar a la fuerza pública que se encargue de mantener el orden, como le corresponde de conformidad con la ley.

Puede notarse en las distintas expresiones sociales a través de las redes y en cualquier medio de comunicación, el malestar de la ciudadanía por la forma en que se ha manejado esta emergencia, y en distintos medios internacionales se ha criticado severamente la forma en que las autoridades han dado seguimiento a la atención a los sobrevivientes. Algunos hacen mofa del gobierno y otros formulan muy serias críticas pero, en todo caso, se señalan aquellos detalles que convierten esta tragedia en el culmen de la que ya era extraordinaria incapacidad de un gobierno que destrozó todos los récords de ineptitud.

Se ha recordado en estos días la forma eficiente y humana en que el expresidente Kjell Laugerud manejó la inmensa tragedia del terremoto de 1976 y cómo esa actitud legitimó su gobierno que había sido producto de un fraude electoral, pero la ciudadanía le reconoció el trabajo eficiente y honesto para atender las necesidades del país en horas dramáticas.

Hoy sucede todo lo contrario porque la legitimidad del gobierno se desploma ante la notoria incapacidad para mitigar la tragedia y para atender a los sobrevivientes. La desfachatez, mentira e incompetencia provocan tanto malestar que les preocupa una manifestación masiva y para evitarla recurren a campañas negras que pueden traer otra tragedia.

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