Emilio Matta Saravia
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Principio mi columna de hoy expresando mi más sentido pésame a las familias afectadas por la erupción del Volcán de Fuego, así como homenajeando a todas las personas que participaron de una u otra forma en el apoyo y rescate de las víctimas de dicha tragedia. Héroes anónimos: bomberos, soldados, policías, miembros de Conred, vecinos, grupos de personas que arriesgaron su vida, algunos inclusive la perdieron, para salvar la de las víctimas. Loor a cada uno de ellos.
Continúo, con la siguiente afirmación: en Guatemala no estamos preparados para enfrentar desastres naturales de ningún tipo. Y no es por falta de planes. Si usted ingresa a la página de internet de Conred, podrá observar que tienen extensa literatura en gestión de riesgos. Simplemente no la aplican. No hay gestión. Y allí, entre la planificación y la gestión es donde radica la diferencia entre tener una bonita colección de documentos y salvar vidas. Quedó evidenciado, luego de la conferencia de prensa que dieron nuestras autoridades el domingo pasado, que no siguen ningún plan o protocolo (los cuales sí existen) y que las horas previas al desastre, las más críticas, fueron desperdiciadas por su falta de atención, coordinación y acción. Ni qué decir de nuestro Presidente, quien indicó sentir “vergüenza” porque “nuestro presupuesto no nos permite designar ni un centavo para atender la emergencia”, cuando él mismo y su Ministro de Finanzas (parado atrás), firmaron el decreto 50-2016 donde en su artículo 101 establece un fondo emergente para atender daños que puedan causar los fenómenos naturales que afecten al país. ¿Acaso no leen lo que firman? Y para colmo, al día siguiente a la tragedia, no tengo idea de con qué fin, se apersonaron algunos de ellos (nuestras autoridades) al lugar de la tragedia a “supervisar” las operaciones de rescate, con la ya consabida penosa actuación de un diputado de apellido Ubico que tuvo que ser rescatado y atendido, quitándole recursos de personas y medicinas a quienes en verdad lo necesitaban en ese momento: LAS VÍCTIMAS.
Buscando los protocolos de Conred, me encontré con los que tiene Costa Rica para la prevención de desastres naturales, y pude ver que tienen similitudes en su contenido. La enorme diferencia está en la forma en que se gestionan. En Costa Rica existe lo que llaman el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo, cuya junta directiva está liderada por el mismo Presidente de la República, e integrada por ministros de las carteras relevantes, el Seguro Social y la Cruz Roja. Luego se divide en subsistemas que gestionan reducción de riesgos, preparación y respuesta a desastres naturales, recuperación posterior a desastres, entre otros. Luego vienen las etapas de coordinación y comités a un nivel más bajo y atomizado en el esquema. Tienen inventariados todos los posibles puntos que presentan riesgos de desastres naturales, tengo entendido que Conred tiene ya un inventario similar, y también tienen los protocolos por cada nivel de la estructura organizacional. Para comunicar los eventos y alertas, tienen un sistema central de comunicaciones que se entrelaza con la Presidencia, distintos ministerios, Cruz Roja, hospitales, municipalidades, policía, control de tránsito y Sistema Nacional de Telecomunicaciones. Este sistema de comunicación centralizado es vital para alertar de forma temprana a las comunidades en riesgo, que todos los involucrados reciban la misma información y se puedan coordinar acciones de forma más eficaz, y es una carencia crítica de nuestros protocolos. Se pudo apreciar el martes el nivel de desinformación existente y el caos provocado por el mismo, cuando se dieron rumores de que había que evacuar Escuintla.
La suerte favorece a quienes están preparados y lamentablemente nosotros no lo estamos. ¿Cuántas vidas más se tienen que perder?