Luis Enrique Pérez

Quien crea que los científicos del clima afirman, con asombrosa unanimidad, que el planeta Tierra es víctima de un creciente calentamiento global provocado por el ser humano, y que hay que consumir miles de millones de dólares en detener tal calentamiento, so pena de que la humanidad sufra infernales catástrofes, comete un primer error descomunal. ¡Jamás ha habido tal unanimidad!

Hay científicos del clima que no creen que nuestro planeta sufre un terrorífico calentamiento provocado por el ser humano. Esos científicos se denominan “escépticos”. Algunos no son meramente escépticos, sino que osadamente, en franco desafío al irracional dogmatismo de la iglesia del calentamiento global provocado por el ser humano, niegan que haya calentamiento. En general, no hay un intimidante consenso sobre calentamiento global, y en particular, sobre calentamiento global provocado por el ser humano.

Quien crea que hay certidumbre de que la temperatura planetaria tiende a incrementarse, precisamente por obra del ser humano, y que si no actuamos para detener ese incremento sufriremos un terrorífico calor; y también crea que hay certidumbre de que esa temperatura no tiende a disminuir; y certidumbre de que no estamos expuestos a sufrir un mortífero enfriamiento global, comete un segundo error descomunal. ¡Jamás ha habido tal certidumbre!

Algunos científicos, aunque creen que ha habido calentamiento, no creen que el causante sea el ser humano; y afirman que la era del calentamiento ha terminado, y que comienza una era de enfriamiento. Este enfriamiento provocaría una nueva “pequeña edad de hielo”, como la que hubo a partir del año 1550 hasta el año 1850. El enfriamiento podría tener un mayor efecto catastrófico que el calentamiento. Una posible causa de enfriamiento es la disminución de la actividad solar.

Quien crea que está científicamente demostrado que el ser humano es causante del presunto calentamiento global, porque su actividad, principalmente económica, genera dióxido de carbono que es arrojado a la atmósfera (y entonces la Tierra retiene una mayor cantidad de la energía radiante solar reflejada, y la temperatura del planeta aumenta), cometen un cuarto error descomunal. ¡Jamás ha habido tal demostración!

No solo no ha habido tal demostración, sino que puede refutarse que el ser humano ha sido causante de calentamiento global. La refutación más simple consiste en que la temperatura global aumentó desde el año 1918 hasta el año 1940. Luego disminuyó desde el año 1940 hasta el año 1976, y volvió a aumentar desde el año 1976 hasta el año 1998, a partir del cual volvió a disminuir, aunque el ser humano ha estado agregando a la atmósfera una creciente cantidad de dióxido de carbono. Dedúcese que si la temperatura global disminuye aunque aumente la cantidad de dióxido de carbono que el ser humano arroja a la atmósfera, no puede haber una relación de causa y efecto entre calentamiento global y dióxido de carbono generado por la actividad humana.

Quien crea que los modelos computacionales que, para prognosticar la tendencia climática planetaria, aplica el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, patrocinado por la Organización de las Naciones Unidas, son infalibles, comete un tercer error descomunal. ¡Jamás ha habido tal infalibilidad!

Esos modelos han fracasado. Por ejemplo, no prognosticaron la disminución de la temperatura a partir del año 1998. Empero, la cuestión esencial es que tales modelos no pueden prognosticar el clima global porque no se dispone de los datos que serían necesarios para prognosticarlo, y no hay una mayor comprensión, como afirma Timothy Francis Ball, “de un sistema sumamente turbulento y complejo”. Algunos científicos que han aplicado esos modelos han tenido que reconocer, con fracasada intención secreta, que mucha de la incertidumbre en torno a la causa del cambio climático jamás será disipada, precisamente porque no se dispone de los datos necesarios.
Post scriptum. Hace ya varios años, el científico Arthur Robinson recolectó firmas de por lo menos 32,000 científicos (de los cuales 10,000 poseían un doctorado), que no creen en un terrorífico calentamiento global, provocado o no provocado por el ser humano. Conjeturo que el número de esos científicos se ha incrementado.

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