Félix Loarca Guzmán

La situación en que actualmente se desenvuelve el pueblo de Guatemala es de muchas limitaciones como consecuencia que cada día crece más la brecha entre la mayoría que tiene nada o muy poco, y la minoría que concentra el mayor porcentaje de la riqueza.

Las estadísticas son verdaderamente escalofriantes, pues desnudan en forma cruda la realidad. Casi el sesenta por ciento de la población vive en condiciones de pobreza. La desnutrición infantil afecta alrededor del 46 por ciento de los niños. Todo ello contrasta con el despilfarro de recursos financieros en los organismos del Estado.

Con sus decisiones, el presidente Jimmy Morales ha decepcionado a los guatemaltecos. Un caso reciente, fue la medida que dictó perdonando una multa millonaria a un poderoso empresario de seguridad, por una infracción tributaria. La medida causó un profundo malestar entre la mayoría de guatemaltecos, pues con esos fondos era posible aliviar algunos problemas muy serios que están afectando a los niños que estudian la primaria.

Ya es del dominio público, que en muchas escuelas públicas, el agua de la época lluviosa penetra hasta las aulas por la falta de mantenimiento. En otros planteles educativos, los pupitres se encuentran en malas condiciones.

El desempleo, la miseria, los bajos salarios y los precios altos de los productos de primera necesidad estimulan el desaliento de los guatemaltecos que por falta de oportunidades de empleo se ven obligados a migrar a Estados Unidos para escapar de la pobreza.

El caso más reciente es el de la joven de 19 años, Claudia Patricia Gómez, originaria de San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, quien en el intento de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, fue asesinada de un balazo que accionó un guardia gringo de la patrulla fronteriza en jurisdicción de Río Grande, Texas.

Este guardia cometió un abuso de fuerza, pero cobardemente pretendió justificar su actitud asegurando que la joven y otros tres guatemaltecos que la acompañaban, habían disparado con una pistola eléctrica. El diario local Prensa Libre, informó que una testigo residente en el lugar, desmintió esa versión refiriendo que los guatemaltecos estaban asustados y que no tenían armas.

Esta no es la única barbaridad que los guardias estadounidenses han cometido en contra de los migrantes latinoamericanos. Los casos son numerosos y han quedado en la impunidad.

Tímidamente, la Cancillería de Guatemala pidió a las autoridades de Estados Unidos una investigación sobre lo sucedido, cuando debió condenar el hecho, exigiendo la consignación a los tribunales de justicia del guardia responsable del asesinato.

Artículo anteriorErika Aifán – La juez rebelde
Artículo siguienteCentrar la reflexión en el descalabro estatal