Fernando Mollinedo C.

Si no te importa la política, llegará el día en que te afecte, porque te robarán tu dinero, tus derechos y tu vida. Platón.

La indignación y cólera de la población, así como sus deseos de venganza, surgen por tantos desmanes burdos o sofisticados que ineficientes funcionarios y empleados gubernamentales tanto en la vía horizontal como vertical, ejecutan las pandillas gobernantes en las tres franjas del gobierno; por supuesto, en asociación con empresarios, comerciantes, industriales, constructores y otros segmentos económicos del país.

La pregunta del caso es: ¿De dónde surge la indignación y la cólera? El malestar ciudadano se disparó desde el momento en que la prensa, de forma paulatina principió a publicar la forma cómo se dilapidan los impuestos que con mucho esfuerzo paga la población y su oprobioso destino convertidos en botín de los poderosos.

Desde hace muchos años la inseguridad nacional se convirtió en desesperación por la ineptitud de los gobiernos que no frenaron a sus funcionarios podridos; por el contrario, hicieron amalgama delictiva y se beneficiaron de millonarias cantidades que jamás en su vida pudieron haber conseguido de forma lícita, correcta y honrada, dejando a millones de niños sin escuela; a un grande sector poblacional sin servicios de salud y feroces o dóciles maestros defendiendo la ignorancia.

Estas son solo algunas de las explicaciones para demostrar el origen de la ira y cólera que se manifiesta en pláticas personales, conferencias, tertulias, manifestaciones, plantones, paros, bloqueos, comentarios en la prensa escrita, radial, televisada y medios electrónicos, las cuales, en todo caso, se consideran justas y verdaderas.

Los gobernantes decidieron convertir en colaboradores a personas con antecedentes de desprestigio, sin credenciales morales y éticas, administrativas y jurídicas, para que les acompañaran en la depredación sistemática de los bienes nacionales. Esa gran familia de saqueadores y despojadores de las arcas nacionales, como fieles herederos de la escuela delictiva, fueron o son la mayoría de políticos guatemaltecos y parte de la oligarquía nacional, quienes ahora empiezan a ser sancionados con el rigor de la ley.

Ante ello, algunos impartidores de justicia (etiquetados con calificativos indignos e irrepetibles) secuestraron la verdad y presentan a los delincuentes como incapaces de lucrar con el tesoro público, eximiéndoles de las responsabilidades por medios eminentemente jurídicos o con pedidos de perdón que no corresponden a la gravedad de los delitos cometidos y tampoco se espera que se purifiquen; pero son santificados y bendecidos por los grupos que defienden al añejo poder basado en la opresión; por lo que los capitalistas nacionales y extranjeros han detenido sus inversiones.

En Guatemala habitan millones de personas que viven en la pobreza extrema no existe una reforma educativa REAL; ni un sistema nacional de salud curativa mucho menos preventiva; no hay políticas culturales de gran envergadura, y por si fuera poco, la infraestructura vial carece de sistemas eficientes de transporte debido a su perenne descuido material.

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