Jorge Santos
Junto al amanecer del pasado 23 de mayo vino una resolución del Tribunal de Mayor Riesgo C, presidido por el juez Pablo Xitumul, en la cual se sentencia a prisión a cuatro de los cinco militares implicados en delitos de detención ilegal, tortura y violación sexual en contra de Emma Guadalupe, así como el secuestro y desaparición forzada del niño Marco Antonio Molina Theissen, en septiembre y octubre de 1981, respectivamente.
Luego de 36 años de estos oprobiosos hechos la familia Molina Theissen tiene en sus manos una sentencia histórica, que reivindica su dignidad, su lucha y se constituye en un enorme ejemplo para la sociedad, pero en particular para las mujeres que durante el Conflicto Armado Interno fueron sometidas a tortura y violencia sexual. Se convierten en emblema de la búsqueda de los 45 mil detenidos desaparecidos en Guatemala y por supuesto se convierten en la insignia de la búsqueda de la niñez vilmente desaparecida por el Estado guatemalteco durante los 36 años de conflicto.
El Tribunal de Mayor Riesgo C, en esta sentencia histórica refiere que los testimonios de Emma Theissen y de Emma Guadalupe Molina Theissen, así como de los demás testigos de la familia, tienen valor por sí solos, ratificando y validando así una verdad histórica descrita en sus mismas declaraciones y testimonios. Con este apartado en la sentencia el Tribunal no sólo da cumplimiento a la normativa nacional e internacional en materia de derechos humanos, sino que dignifica a las víctimas, les otorga el papel preponderante de la restauración y reparación a las mismas.
Asimismo, en la resolución del Tribunal se establece que los militares sentenciados a prisión por el cargo que ostentaban, tuvieron dominio funcional de los hechos descritos, es decir que se reconoce que ellos participaron en el secuestro, detención ilegal, tortura, violación sexual contra Emma Guadalupe y que posterior a su fuga de la base militar de Quetzaltenango, secuestraron y desaparecieron a Marco Antonio Molina Theissen, quien hasta la fecha continúa desaparecido.
Pero por primera vez y de manera magistral un Tribunal desmonta los falaces argumentos esgrimidos por las y los defensores de los atroces crímenes cometidos por el Ejército, manifestando que los argumentos esgrimidos por los abogados defensores de los militares sentenciados, son insostenibles, carecen y contradicen el sentido común y que por ende caen por su propio peso; que todos sus argumentos son falacias. Y en contraposición a lo anterior, los peritajes presentados por el Ministerio Público y la familia Molina Theissen son válidos y cumplen con todos los pases de ley.
Esta sentencia nos dice a la sociedad, que el Ejército no nos salvó de absolutamente nada. Más bien produjo males y dolores indescriptibles, bajo el único precepto de sostener los privilegios y riqueza de quienes les financiaron su guerra y su estrategia de terror implementada. Es por ello que con certeza y mucha dignidad la familia Molina Theissen nos ha enseñado que con justicia salvaremos a Guatemala del terror y la violencia.