Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Cuando en el gobierno de Jimmy Carter se dispuso cancelar toda ayuda al Ejército de Guatemala por el tema de la violación de los Derechos Humanos, los grupos conservadores de Estados Unidos supieron canalizar buena cantidad de ayuda mediante dos aliados que se convirtieron en pieza clave para nuestros gobiernos que enfrentaban a los grupos guerrilleros que trataban de establecer un régimen distinto en el país. Taiwán e Israel fueron, precisamente, los que llenaron el enorme vacío que dejó Washington, y literalmente se puede decir que lo llenaron de tal manera que nuestras fuerzas armadas ni siquiera se resintieron la ausencia de quienes les habían entrenado, preparado y abastecido durante toda la primera etapa de la guerra interna que desangró a nuestro país.

Hoy en día ambos, Taiwán e Israel, siguen siendo puntales dentro de las relaciones exteriores de Guatemala y nuestro país sigue siendo uno de los pocos del mundo que mantiene relaciones con Taipéi y es uno de los pocos del mundo que ha trasladado su embajada en Israel a la Ciudad Santa de Jerusalén.

En el primer caso es fácil saber por qué es que nuestros gobiernos han sido tan leales como para ir contra la corriente mundial. Todos lo sabíamos, pero se destapó el escándalo cuando Alfonso Portillo dispuso usar los millonarios cheques que le dio Taiwán antes y después de asumir la Presidencia para comprar una casa. Se dice que el vendedor de la casa tuvo especial cuidado de documentar bien el medio de pago y cuando se sintió traicionado porque Portillo no le cumplió con acuerdos alcanzados durante el financiamiento de la campaña política, los filtró para hacerlos públicos y evidenciar el soborno internacional para condicionar la política exterior de Guatemala respecto al sensitivo tema de las relaciones con lo que se conocía como “las dos Chinas”.

El resto es historia porque fueron esos cheques los que sirvieron para enviar a la cárcel en Estados Unidos a Alfonso Portillo Cabrera contra quien se iniciaron otros procesos, pero fue justamente la existencia probada de esos cheques lo que lo envió a chirona. Cínicamente, Taipéi dijo que era una donación para adquirir libros, haciendo caso omiso que los cheques fueron girados a nombre del entonces candidato Alfonso Portillo.

Hoy parece que se repite la historia, aunque lo visible, lo que se puede ver, parezca de menor cuantía. Más de cuarenta guatemaltecos, entre ellos los tres presidentes del Estado, viajaron a cuerpo de rey y de gorra luego que Jimmy Morales dispuso trasladar la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Eso es, por lo menos, lo que se sabe aunque nadie puede descartar nada más debido a la forma de extremo misterio con el que se ha manejado la dádiva que ya se conoce en cuanto a los gastos del viaje.

Como para que no quieran expulsar del país a embajadores que ven cómo funcionan las cosas en Guatemala y lo fácil que resulta hacer que el nuestro sea un país que va contra la corriente mundial siempre y cuando a sus gobernantes se les llegue al precio. Portillo y todos sus colegas recibieron cheques millonarios. A lo mejor los judíos supieron comprar más bueno bonito y barato lo que querían.

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