Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Como es natural, a mis casi 80 años, mi círculo de vida se encuentra cada vez más reducido. Por mi enfermedad renal, todas las semanas tengo que hacerme varias diálisis, tratamiento que implica cuatro horas de estar casi inmovilizado mientras una máquina recicla mi sangre y la depura de toxinas y de nutrientes.

Durante esas cuatro horas puedo conversar por teléfono y las pocas personas con las que tengo contacto físico me preguntan cuál es mi opinión del actual gobierno, qué hace o qué deja de hacer. Esa misma conversación la tengo con el 99% de las personas con las que me relaciono, la mayoría de ellas abogados y notarios, licenciados en ciencias jurídicas y sociales; todos sin excepción manifiestan su insatisfacción porque en Guatemala el gobierno no gobierna.

Qué les puedo responder yo con mi vivencia de haber sido dos veces diputado al Congreso de la República, una vez diputado al Parlacen, y durante cuatro años Vicepresidente de la República y casi 300 días Presidente de la República en funciones, que no entiendo, que no comprendo por qué el actual gobierno no gobierna.

Los combustibles continuamente fluctúan de precio, la Canasta Básica Alimentaria todos los meses cambia y no hacia la baja sino por lo regular hacia el incremento, la inmigración de adultos, de niños, hombres y mujeres, no se contiene, porque no existen oportunidades de trabajo y porque los salarios en Guatemala están quetzalizados, el resto se reajusta a los precios del dólar; y aunque muchos productos en México cuesten menos, en Guatemala no bajan un solo centavo.

En otras palabras, no hay una política económica, no hay una política laboral y no hay un rumbo que se pueda considerar como la ruta que sigue el gobierno.

Gobernar significa decidir y si la decisión es incorrecta el Presidente, el Vicepresidente, el Ejecutivo pueden volver a decidir y guiar el país en una ruta como lo han logrado otras naciones de América Latina.

Perú, sin ir más lejos, tiene el doble de crecimiento económico del que tiene Guatemala, lo mismo podemos decir de Colombia, porque sus gobiernos han tomado decisiones y la mayoría de ellas han sido positivas en su resultado.

Pero cuáles son los resultados del actual gobierno: no los hay, y quienes votamos por Jimmy Morales esperábamos que sí los hubiera.

No sería justo solo referirnos al Ejecutivo, el Organismo Legislativo también no ha logrado una buena opinión. Cuáles son las leyes de verdadera trascendencia que ha aprobado, cuáles son las normas también de trascendencia que han modificado o derogado y continúan en el debate. No hay resultados.

Sin ir muy lejos, dónde está una ley de servicio civil que sea lo suficientemente concreta para que ya no existan los abusivos pactos colectivos de trabajo. Por falta de una legislación concreta, en Guatemala los emplazamientos laborales pueden durar de forma consecutiva cuatro o cinco gobiernos; es decir, 20 o 25 años, eso es más del doble de lo que es el mínimo para que un empleado en el sector público se jubile.

En el Congreso de la República se firmó un Pacto Colectivo de condiciones de trabajo grosero y la comparación de las escalas salariales con el sector productivo o privado son totalmente distintas. ¿Es eso justo?, ¿Es eso correcto?

Por supuesto, habiendo sido primer Vicepresidente en el Congreso y también Presidente en funciones puedo decir, no profundamente.

Concluyo diciendo, yo ya viví, solo puedo opinar, reflexionar y darle gracias a Dios por no haber metido mucho la pata.

¡Guatemala es primero!

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