Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

De conformidad con nuestra Constitución, la política internacional es responsabilidad y atribución del Presidente de la República; al Vicepresidente le corresponde coadyuvar y al Ministro de Relaciones Exteriores y todo su personal ejecutar lo que decide el Presidente y lo que coadyuvó el Vicepresidente.

Por norma y tradición, las embajadas acreditadas en un país tienen su sede física en la capital de dicho país; sin embargo, en el caso de Israel la gran mayoría de las embajadas se encuentran en “Tel Aviv”, aun cuando el gobierno de Israel decretó que su capital es Jerusalén, ciudad Santa, de una enorme importancia religiosa y también de una enorme importancia en la historia del mundo occidental.

El gobierno de Guatemala, presidido por Jimmy Morales, decidió que la embajada de Guatemala ante ese país debería de ser trasladada a Jerusalén.

La decisión es simultánea a la que tomó Estados Unidos de Norteamérica y un reducido número de países.

Este acto traerá repercusiones en el mundo árabe y también en las personas que profesan la religión musulmana.

Para Guatemala, los países árabes son los principales compradores de cardamomo y seguramente muchos de ellos dejarán de comprar. Desde el punto de vista político, podría incluso implicar atentados por parte de los grupos extremistas musulmanes.

Por el contrario, no solo los ciudadanos israelitas sino todos los judíos del mundo renovarán su buena opinión hacia Guatemala, que históricamente ha sido un país amigo de Israel.

Es de esperar que el gobierno de Israel le proporcione a la embajada guatemalteca en Jerusalén todas las medidas de seguridad que sin duda alguna se necesitará.

El tiempo dirá los próximos contras de esta decisión de política internacional que tomó el Presidente de la República, Jimmy Morales.

Guatemala no solo ha sido amiga de Israel, sino Israel ha sido amigo de Guatemala, prueba de ello son las diferentes ayudas, becas y asesorías que se reciben por parte de Israel a favor de nuestro país. Es posible que las mismas se incrementen; sin embargo, estoy seguro que no ha sido el interés material el que fundamentó la decisión de trasladar la embajada de Guatemala a Jerusalén sino el principal motivo ha sido el sentimiento que ha imperado en todos los gobiernos de Guatemala a favor de Israel.

En cuanto al turismo, el mismo seguramente continuará por cuanto visitar Israel y ante todo Jerusalén, es algo que todo cristiano desea hacer por lo menos una vez en la vida.

En lo personal, puedo decir que la primera vez que visité Israel y Jerusalén, invitado por los diputados israelitas que asistían a las reuniones interparlamentarias a las que yo asistí varias veces, se me produjo lo que los expertos llaman “el síndrome de Jerusalén”, lo cual es un sentimiento espiritual que nos acerca sin duda alguna a Jesucristo, a su pasión y vida y también nos acerca a lo que representa el pueblo judío.

Tuve también la suerte y alegría de visitar la mezquita del domo y de tocar las piedras sagradas de donde se supone que el profeta Abraham iba a sacrificar a su hijo y de donde ascendió Mahoma hacia los cielos. Por supuesto, visité en un Viernes Santo la iglesia donde fue sacrificado y sepultado Jesucristo. Gracias a nuestra embajada, visité con mucha tranquilidad la iglesia donde se conserva el pesebre donde nació Jesucristo y tuve el agrado de conocer Nazaret y de disfrutar de un almuerzo a las orillas del lago donde pescaba San Pedro y no dejé de bañarme en el Mar Muerto.

En síntesis, conozco, admiro y quiero a Israel.

¡Guatemala es primero!

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