Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Cuando el presidente Jimmy Morales y su comitiva se fueron no había habido un anuncio público de otro eventual antejuicio por el financiamiento de su partido FCN. La comitiva incluye diputados del Pacto de Corruptos, abogados que han sustituido al Rey del Tenis y otros que se fueron en el avión privado que, según publicó Javier Estrada Tobar, es de un millonario financista de Donald Trump o del grupo de “Amigo de Israel” según el vocero presidencial, quien rectificó luego de la de vaqueros que se echó.

En el antejuicio pasado no hubo quien admitiera el financiamiento, no había incluso alguien ya condenado por esos hechos y por eso esta vez es diferente para el Presidente, lo cual explica las razones de por qué estuvo muchas veces cerca de consumar la expulsión de Iván Velásquez y que ante la imposibilidad de ejecutarla, se vio en la necesidad de recurrir a otras medidas que buscaron minar los apoyos a la Comisión y así hay que entender el caso de los Bitkov (que el mismo Morales no resuelve porque de plano sabe que no fueron “sorprendidos”) y el caso de Anders Kompass.

Imagino los consejos que Benjamín Netanyahu le debe haber dado a Morales, pues ambos comparten preocupación porque la justicia los alcance para que rindan cuentas y es fácil oír los gritos que en el avión le vendrán dando aquellos que juegan con la cabeza de Morales para que consume la locura.

“Usted es un enviado de Dios para reestablecer el orden en Guatemala, expulse a Iván Velásquez”, “esta batalla la ganaremos juntos, pero saque al colombiano” y “por el Congreso no se preocupe que tenemos los votos suficientes para protegerlo”, intuyo que serán algunas de las frases que se escucharán en ese avión colmado de preocupados y de personas que estiman que su único futuro es derribar los avances y detener el brazo de la justicia porque han jurado venganza.

Morales está en una complicada situación y lo sostienen algunos diputados solo porque estiman que aún les es útil para expulsar a Velásquez y acabar con la CICIG, aunque en realidad el Presidente les vale gorro. Según he podido saber, en el Congreso hay cierta complacencia por el nombramiento de Consuelo Porras que, según comentan algunos, lo negoció gente cercana al Presidente que me llamó en el pasado para decir que no habría tales de expulsiones de Velásquez, pero el punto es que ahora le venden a Morales, que para que la nueva Fiscal General “siga siendo aliada” hay que quitarle a Velásquez para que no sea “mala influencia”.

Por eso es que ayer Jafeth Cabrera, quien ya se va pareciendo a Roxanna Baldetti en cinismo, dijo que a la Fiscal General la acosan con este tema del antejuicio. Porras debe considerar que el tema aquí no es Iván Velásquez, sino que ella ejercerá el cargo en un momento en el que la ciudadanía está más alerta, más atenta y está siendo capaz de alcanzar acuerdos mínimos que nos hacen ver que la luz al final del túnel está más cerca. Ella debe consumar eso que dijo que su compromiso es con la justicia.

Ayer empezamos a ver algunos frutos de lo que denunciamos el sábado, en el sentido que el Gobierno y sus grupos de apoyo tienen un hermano mayor que le está haciendo las labores de inteligencia y ya han marcado algunos de sus objetivos para intentar lograr romper parte del tejido social que se ha logrado construir. Han recurrido al juego sucio como primera herramienta.

Morales, siendo artista, es un hombre de aplausos y de lo que diga la gente que expresa cosas dulces a su oído y, por eso, es sumamente peligroso que quienes entienden esto compartan un viaje y un avión tantas horas con él porque sin duda alguna, a base de jugar con su mente, lo harán aterrizar en Guatemala puro aquellos toros que están a punto de salir al ruedo y al que lo estuvieron puyando con banderillas en donde más le duele.

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