Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Hay quienes nacen para construir, para crear, para desarrollar proyectos desde la creación de las ideas, hasta llevarlas a la práctica. A este tipo de triunfadores se les admira y también se les envidia, pues vinieron al mundo para dejar a perpetuidad inmensa cantidad de cosas resueltas, las que incluso pasaron muchos años sin haberse podido hacer y cuando ellos llegaron, en un dos por tres exitosamente pudieron llevarlos a cabo. Lamentablemente lo antes descrito constituye la mayoría de las excepciones y de esa cuenta, tropezamos constantemente con quienes tienen inmensa capacidad de hacer lo contrario, llegan a ser expertos en destruir, en causar daño y hasta entorpecer lo bueno que pueda estarse haciendo.

Los diputados al Congreso de la República llevan tiempo de estarse distinguiendo en el ámbito nacional por lograr solo destrucción. Sin importarles el desprestigio que logran y con cinismo sin límites ahora están queriendo volver al transfuguismo, término utilizado para distinguir a quienes se caracterizan por utilizar la plataforma política electoral para ocupar una curul pero, es tal el tamaño de su ambición, que desde el día de su llegada, se ponen a buscar qué o cuáles otros partidos podría repetirles la oportunidad para repetir la elección y así, en vez de haber sido elegidos por cuatro años, logran repetirlo por dos o muchos períodos más.

Resulta innecesario describir los nombres de los diputados que hicieron o están por hacer lo mismo porque sería perder el tiempo en algo negativo, en un asunto que no tiene más relevancia que destacar lo que no debiera hacerse más en nuestra política criolla, cuando debiéramos ir pensando en qué y cómo hacer para que para el próximo período eleccionario la ciudadanía pudiera hacer, por la vía legal y constructiva, un cambio radical en su integración pues de lo contrario, vamos a seguir apreciando a tantos grupúsculos de diputados montar tinglados politiqueros para lograr su propósito de destruir a este organismo del Estado, el que debiera servir de eje central para construir una efectiva función democrática que sirviera de contrapeso a los otros dos que, vaya si no son decepcionantes.

No hace mucho, vimos los denodados esfuerzos de uno de esos grupúsculos para destituir a quien ocupa el cargo de Procurador de los Derechos Humanos y quién les iba a decir que al poco tiempo, haya sido el único capaz de intervenir favorablemente para resolver el conflicto del magisterio propulsor de la anarquía imperante en el Ministerio de Educación, lo que ha provocado el no cumplir con sus deberes y mejorar nuestra calidad educativa. “Derribar y destruir es muy fácil. Los hechos son aquellos que construyen y que trabajan por la paz.” Nelson Mandela.

Artículo anteriorMal acaba lo que mal empieza
Artículo siguienteEl crucial esfuerzo de la CICIG