Félix Loarca Guzmán

La decisión del presidente de Guatemala, Jimmy Morales, de pedir el retiro del Embajador de Suecia, Anders Kompass y de la Embajadora de Venezuela, Elena Salcedo, por supuesta injerencia en los asuntos internos del país, ha sido fuertemente cuestionada por diversos sectores de la sociedad.

Esta desafortunada medida, constituye otro resbalón de los muchos que han caracterizado al gobierno del señor Morales y que nos avergüenza ante el mundo entero.

Los señalamientos en contra del Embajador Sueco, se refieren a algunos comentarios del diplomático acerca del tema de la corrupción, pero realmente son un débil argumento para justificar la solicitud de su retiro.

Lo que se busca en el fondo, es debilitar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, en vista que Suecia es uno de los principales donantes de recursos financieros para esa entidad.

En cuanto a la Embajadora de Venezuela, la Cancillería no realizó señalamientos específicos, limitándose a indicar que ha asumido actitudes que derivan en injerencia en asuntos internos del Estado de Guatemala y no acordes a la política exterior del país.

En este caso, no hay duda que el Gobierno de Guatemala trata de “congraciarse” con el de Estados Unidos, como parte de la conspiración internacional para aislar, desprestigiar y desestabilizar al régimen de Caracas del presidente Nicolás Maduro por “el pecado” de ser independiente y porque su antecesor, el presidente Hugo Chávez, nacionalizó los recursos naturales de este país sudamericano, especialmente el petróleo, que antes estaba bajo el control de empresas norteamericanas.

Si algún gobierno tiene el legítimo derecho de denunciar injerencia en los asuntos internos, de su país, ese es el de Venezuela. Desafortunadamente, el Gobierno de Guatemala del señor Jimmy Morales, ha venido actuando en contra del régimen del presidente Maduro en las sesiones de la OEA y en otros foros.
Guatemala es uno de los países que forman el llamado “Grupo de Lima”, creado por la potencia del norte para cuestionar al actual gobierno venezolano.

Apenas, el lunes pasado, ese grupo “exigió” al gobierno de Nicolás Maduro, suspender las elecciones generales que se celebrarán el próximo domingo 20 de mayo, en las que según los diferentes sondeos de opinión pública, el presidente Maduro puede triunfar en forma arrolladora para un segundo mandato de gobierno.

¿Con base en qué los gobiernos serviles que integran el “grupo de Lima” le exigen al de un país soberano como el de Venezuela, que suspenda las elecciones? Esa sí es una clara y descarada injerencia en los asuntos internos del Estado Venezolano.

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