Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

El empobrecimiento implica (también) hacer pobre el ser, social y cultural. Es una forma de muerte lenta. Es atrofiar capacidades a través de la manipulación y la ignorancia (provocadas), como la de discernir o decidir. Es anular las posibilidades de análisis y crítica. Nos hace serviles y dependientes. Es hacerle pensar al pobre que, por pobre, no puede intervenir la realidad o revelarse a su estado de opresión y que por eso al rico le corresponde dirigir este país.

Es este mismo empobrecimiento el que nos provoca la sensación de que nada cambiará y que no nos queda de otra que optar por lo “menos” peor. Hace que sigamos creyendo en este sistema político de inmundicias. ¿Qué más empobrecimiento que créele a Jimmy Morales su “ni corrupto, ni ladrón” y con eso hacerle presidente?

Este ciclo, el del empobrecimiento, no cesa por sí mismo o por quienes lo provocan. Esto significa que, a pesar de todo, no estamos exentos de volver a “elegir” a una misma versión de Otto Pérez, Jimmy Morales (y demás) en las próximas elecciones. ¿Hasta cuándo seguiremos legitimando la democracia de los ricos?

Este sistema (económico, político y social) de empobrecimiento nos está matando, no funciona para los pueblos y nos está costando muy caro. Mientras nuestras jornadas de trabajo son infinitas y esto no es suficiente para llegarle a un salario mínimo, los funcionarios de gobierno derrochan el dinero en viajes y lujos. Son electos para tener privilegios y por esto es que vale la pena invertir en la política electorera porque no se trata de servir al país sino de obtener y acumular poder, a costa de todo. Si no se tratara de privilegios ¿cómo se explican, el que el hijo y el hermano del Presidente viajen a Israel con permiso del Tribunal que les procesa por corruptos?

Portarse bien con los gringos da resultado. Allá va la comitiva a Israel, veintidós diputados, otros funcionarios y la familia del presidente. Hasta sacaron a la embajadora de Venezuela para hacer más puntos. El exembajador Todd Robinson llamaba idiotas a los diputados, pero ¿quién se mete con Estados Unidos?

No nos merecemos esta inmundicia que tenemos por gobierno, como no nos hemos merecido los del pasado. No hay manera de justificar lo que nos viene sucediendo. Tampoco se trata de aguantar y la fe por sí misma no trasforma o rompe estructuras de poder. La corrupción está adherida a la forma de funcionar de este sistema político porque permite corromper, dominar y desgastar. Mientras las leyes las manejen los corruptos nada cambiará para nuestro bien.

Se gobiernan para sí mismos, para su bienestar. Por eso mantienen cooptado el Estado, es suyo, de los poderosos. Eliminar el delito de financiamiento electoral ilícito es el mejor ejemplo actual. Ahora se habla de financiamiento electoral no registrado y el anónimo. Aun así creemos que las palabras no son poderosas o que sólo son transformaciones de forma y no de fondo. Hacen de lo no ético algo legal.

Artículo anteriorAnacronismo político y corrupción
Artículo siguienteMorales maneja el carro y nos va a estrellar