Emilio Matta Saravia
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Debido a mis actividades laborales, me toca estar en contacto con personas de todo el mundo y además tengo acceso a conocer cuáles son las distintas habilidades y competencias que se requieren hoy, y que probablemente requerirá mañana la fuerza laboral para tener éxito en las organizaciones del futuro. Cuando veo los posibles requerimientos laborales del futuro y lo contrasto con la preparación de nuestras próximas generaciones que ingresarán a los mercados laborales, no puedo dejar de sentir alarma y preocupación por la inmensa brecha que existe entre lo que el mundo demandará y lo que Guatemala podrá ofrecer.

Vivimos en una era de cambio frenético, de crecimiento exponencial, donde el conocimiento duplica cada 4 años y donde las nuevas tecnologías reemplazan a las viejas a una velocidad sorprendente y cada día vivimos en un mundo más “inteligente” (robotizado creo que es una palabra más adecuada). Este cambio tecnológico constante implica forzosamente un desplazamiento del tipo de empleo que existirá en el futuro. Debido a la robótica y a los avances en inteligencia artificial, se espera que los empleos más sencillos sean reemplazados por robots, como ya ocurre en un sinnúmero de fábricas. Igual suerte correrán digitadores, personal de limpieza, jornaleros, mecánicos, operarios, pilotos, personal de atención al público, secretarias.

Vendrán épocas muy difíciles en temas sociales, ante una inminente reconfiguración del mercado laboral, principalmente para quienes no estemos preparados. Porque así como muchos empleos desaparecerán, también se crearán infinidad de nuevos empleos, más de la mitad de ellos ni siquiera se han inventado al día de hoy. Probablemente no existen aún carreras universitarias para preparar a las personas para dichos empleos. Sin embargo, de lo que sí existe certeza, es que los nuevos empleos demandarán conocimientos, destrezas y habilidades muy especiales, y obtenerlas requerirá importantes esfuerzos, principalmente en materia de educación. Es allí donde Guatemala tiene enormes falencias y donde debemos trabajar, ya que la demanda de mano de obra calificada será cada vez mayor a la demanda de mano de obra no calificada, y he insistido hasta el cansancio que nuestro país, lamentablemente, no cuenta con un porcentaje ni siquiera mínimo de mano de obra calificada dentro de la población económicamente activa. En el futuro es muy posible que se demanden especialistas en programación, robótica, diseño de algoritmos, es decir, carreras con un importante contenido en áreas como matemática. De sobra conocidos son los resultados de exámenes a nivel nacional en dicha área académica.

¿Qué hace mientras nuestro magisterio? ¿Huelgas? ¿Manifestaciones? De verdad les interesan tan poco a los dirigentes magisteriales (Joviel Acevedo, para ponerle nombre y apellido) nuestras futuras generaciones que en vez de sentir una mínima preocupación por lo que se avecina, se ofrecen como peones en un juego político en el que no van a ganar. Deplorable.

Solo hay una solución viable para remediar esta situación, y es invertir en nuestra juventud, proporcionando educación de calidad y dando las herramientas necesarias para que puedan acceder a las oportunidades que el futuro trae. Y para ello, no me canso de decirlo, debemos en primer lugar, nutrir (LITERALMENTE) y dar salud a nuestra niñez para que no padezcan los rezagos físicos y mentales que les impedirán desarrollar los conocimientos, las destrezas y habilidades que necesitarán en el futuro. ¡Ya vamos tarde, empecemos!

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