Francisco Cáceres Barrios
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Quien quiera ver el futuro de Guatemala le bastará ponerse frente al espejo de Nicaragua, porque el caos social que ha estado viviendo recientemente no se originó espontáneamente, al contrario, se fue gestando a través de muchísimos años porque sus mandatarios se dedicaron a satisfacer sus intereses personales o políticos, olvidándose por completo atender el sinnúmero de necesidades y carencias que la población padece desde hace rato. Salta a la vista que el actual descontento social no fue causado por la sola reforma al sistema de pensiones de la seguridad social nicaragüense, sino que esto solo fue el detonante de la desatada violencia extrema que se torna en una vorágine incontenible en manos de la masa popular desesperada por la permanente crisis social y económica en que ha estado viviendo.
Por ello, cuando recientemente vi en los medios de comunicación guatemaltecos al flamante Presidente del CACIF invitando con toda cordialidad al tiranuelo Daniel Ortega para asistir a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, a celebrarse en nuestro país a mediados del mes de noviembre del presente año, me pareció no solo un rotundo contrasentido en lo ideológico y político, sino que en vez de procurar una armonía de pensamientos y de confraternidad su presencia en este cónclave iría a servir como separador, represor y deshacedor del progreso de los pueblos iberoamericanos.
Es por ello que sostengo mi tesis que de seguir nuestro país posponiendo la solución de nuestros problemas sociales, como los que padece la juventud por ejemplo, solo estaremos sirviendo de productores de un caldo de cultivo que nos va a explotar en pleno rostro, tal y como ha venido sucediendo con los menores de edad hacinados en hogares mal llamados de protección y abrigo que, en vez de ser una posible solución pronta y eficaz, solo está sirviendo de bomba de tiempo, en vez que el Estado se ponga a trabajar denodadamente en la elaboración de las políticas públicas necesarias para lograr una recuperación paulatina y lenta, pero seguramente de mayor beneficio para nuestra sociedad.
Y es que todo parece indicar que nuestras autoridades, fuera por ignorancia o incapacidad en vez de buscar soluciones factibles a este tipo de problemas, ha estado dedicándose a posponerlas buscando que el que venga detrás arreé con las consecuencias. Error garrafal que proviene desde la llamada era democrática del gobierno de Cerezo, hasta la actual, poniéndose a servir píldoras calmantes a un paciente afectado por una enfermedad terminal. Hace poco me asombré al escuchar que lo que se está pensando para resolver el problema de los mal llamados “hogares seguros” es cambiarlos de lugar ¿van a seguir buscando otras explosiones similares?