Antes uno era esclavo de sus palabras, pero ahora los videos que circulan por las redes sociales se muestran como una peor forma de esclavitud porque a cada rato le pueden restregar a uno lo que hizo y dijo en el pasado para evidenciar las mentiras del presente. Y pocos han sentido tanto el peso de los videos para dejarlo como mentiroso como el presidente Jimmy Morales a quien cada vez que dice algo le salta un recuerdo del pasado que queda para la posteridad en esa red tan grande y compleja a donde se pueden subir millones de cosas y que conocemos como Internet.

El fin de semana circularon profusamente los videos en los que aparecía el candidato Morales en tono severo reclamando la renuncia de Otto Pérez Molina cuando fue acusado por la CICIG por el Caso La Línea. Expresamente decía que ante la gravedad de los señalamientos tenía que renunciar, por honor y dignidad, al cargo para dejar de gozar de inmunidad y someterse a la justicia, todo lo contrario a lo que en su caso ha ocurrido cuando fue también objeto de una acusación formal de CICIG y Ministerio Público. Nadie está por encima de la ley, concluyó Morales en una entrevista sobre el caso Pérez Molina.

Luego surgió otro en el que, como candidato, hasta interrumpió al entrevistador para exigir que la CICIG le investigue a fondo no sólo en cuanto a quiénes conformaban su partido y la presencia de militares en el mismo, sino específicamente sobre el tema del financiamiento de FCN. El periodista José Eduardo Valdizán fue interrumpido por un airado Morales que dijo que se oyera bien su demanda para que le investigaran porque no tenía nada que ocultar, pero resulta que cuando al fin lo investigaron pegó el grito en el cielo y empezó a hablar de una conspiración en su contra, situación que obviamente no le pareció cuando le preguntaron sobre si Pérez Molina tenía que renunciar.

Y por último están los videos del allanamiento a “Casa Presidencial” al que se refirió el viernes en su plañidero discurso ante el Ejército, diciendo que habían sido carros de Naciones Unidas y que gente armada había violentado su residencia. Falso de toda falsedad porque, en sus mismas palabras, dijo en esos días que el allanamiento había sido en instalaciones de la SAAS y no en el área de sus oficinas y residencia y que su gobierno cooperó plenamente con los investigadores.

Obviamente el Presidente habla tanta paja que no recuerda ya qué dijo en el pasado.

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