Mario Alberto Carrera
19 y 20 de abril
Los ora terribles ora cómicos -por esperpénticos- hechos acecidos en las dos fechas que arriba inscribo, arrancan -si queremos hacer una lectura correcta de sus diversos discursos semióticos- del “glorioso” manifiesto enmascarado -pero abiertamente político- que constituyó el “Tercer Encuentro Ciudadano” -organizado en caro hotel citadino- por la no menos acomodada “Fundación Libertad y Desarrollo”, propiedad sin límites de los millonarios progre de Guatemala -mismos individuos del más famoso de los “Yo pecador”- visto y oído en Guatemala, en los últimos tiempos de nuestra Edad Media Actual.
En columna anterior, en este mismo espacio, hice la crónica de sociedad medio proustiana, de la presentación de doña Thelma Aldana (madre de todas las tormentas judiciales persecutorias, casi siempre con sobrada razón, en esto no he de menguarle merecimientos) como nuestra próxima -justa entre las justas- presidenta de la República kafkiana de Guatemala. La exhibición -verbosa y generosa, porque él sabe hacerlo cuando le interesa- corrió a cargo del “doctorísimo” –por la Universidad Pontificia de Salamanca, también generosa en sus doctorados- don Dionisio Gutiérrez y Mayorga.
En aquella oportunidad (7 y u 8 de marzo del corriente año del Señor) don Dionisio -quien más de alguna vez me permitió dirigir su Libre Encuentro, pues fui habitual de tan antiguo programa- con boina y casi traje de luces, realizó la brillante apología de doña Thelma para que el escogido público variopinto, cayera en la cuenta, dentro de un discurso medio velado, pero para nada hermético, sino de fácil decodificación semiológica elemental: que la señora. Aldana es la Esperanza (que también se llama así) de este indigente país tropical. Naturalmente la excusa fue que el meollo de aquel cónclave –sin clave- es la manoseada lucha anticorrupción, que días más tarde sirvió para otra presentación: la de un Frente ciudadano contra la “idem”. Y trenzada -en todo este “chinasteo”-: la CICIG.
Semanas más tarde, algunos miembros de la oligarquía progre (obviamente en conchabado arreglo y articulación con lo que arriba recuerdo) más jovenetes que viejos, se presentan ante el inquisidor mayor del reino –y padre de todas las tormentas investigadoras- don Iván Velásquez y de los Gómez de Medellín, para entonar el “Yo pecador” en el confesionario de CICIG, cuya confesión culposa llevaron a Velásquez y a Esperanza Thelma, a convocar a otro jueves de pánico y desesperación de pecadores, en el que hubo dos banquillos: uno para el Presidente-clown (denostado por tirios y troyanos) y otro para los exquisitos y acomodados de la alta burguesía “revolucionaria” o progre, que recibe el anticipado beneplácito -cuasi absolutorio- de los mismos dioses del Olimpo MP-CICIG, por el delito de financiamiento electoral ilícito.
No me cabe la menor duda -a tales alturas de la interpretación o lectura de los discursos en manoseo y juego- que en el fondo se trata de un “piccolo colpo di Stato”. Me inspira denominarlo así, el libro de Curzio Malaparte: “Técnica del Golpe de Estado”.
La revolucionaria y progre alta burguesía y la no menos opulenta oligarquía terrateniente, le han propinado contundente aunque “piccolo” o disimulado o disminuido golpe, -a su antes amado Jimmy- por inservible y poco viable, como se desecha un kotex o un papel toilette. “El Príncipe” puede -si así lo exigiere la circunstancia orteguiana- asumir una moral-doble y opuesta a la del pueblo o a la de molestos estorbos.
La suerte está echada: sin FCN, sin UNE, sin Jimmy (y con MP-CICIG y Embajada, no cabe duda) el camino queda expedito para Esperanza Thelma, presentada en dionisíacos festines. Y también por, y en la troupe del primo, y sus seis del “Yo Pecador” y su mea por donde se pueda.
¿Y el glorioso Ejército Nacional?
Ora pro nobis, Dominus.