Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El presidente Jimmy Morales tiene en sus manos la lista de seis candidatos y sin duda alguna, no están en ella sus tres o cuatro favoritos porque la Comisión de Postulación los dejó afuera y se le presenta una incómoda situación porque el margen de operar para asegurar que las cosas regresen a marzo del 2015 se reduce, aunque no se elimina del todo.
Si Morales decide sentarse con cada uno de los candidatos, no podrá ser tan burdo al estilo Donald Trump cuando le dijo a James Comey que necesitaba “lealtad honesta” y, por tanto, serán sus operadores que lo ayudaron con nombramientos clave (como el de la Corte de Constitucionalidad), quienes se dedicarán a trasladar las condiciones a los que el Ejecutivo, Arzú y compañía estimen como los “elegibles”.
Pero hay que advertir que dado ese despertar ciudadano que ha mantenido a la ciudadanía más vigilante, las condiciones descaradas que necesitan los operadores del Pacto de Corruptos se vuelven más complicadas de materializar y los obliga a operar de una manera menos burda.
No me mal entienda, no estoy diciendo que no puedan, quieran o vayan a hacer una “locura”, un salto al vacío, pero las mafias están conscientes de que su margen de acción es más limitado y los candidatos están empezando a sentir que hay una sociedad dispuesta a acompañarlos si se la juegan por el Estado de derecho y la lucha contra la corrupción y a denunciarlos si se pliegan a otros intereses.
Entiendo que los electores trabajan a marchas forzadas para buscar cosas que les permita intentar condicionar a los candidatos y es que he dicho que esta elección es la del “nunca más” en penas con la justicia para los grandes valladares del sistema colapsado que tenemos y necesitan “armas” para intentar chantajear a los candidatos.
El Pacto de Corruptos sabe que un fiscal independiente que trabaje de la mano con la CICIG puede ser su fin y por eso están dispuestos a todo con tal de lograr el objetivo y por eso, el hecho de que la lista sea aceptable, les redujo el margen de acción.
La Constitución establece que Morales, para nombrar, debe atender lo estipulado en los artículos 113 y 207 y valdría la pena que le pida a sus asesores que revisen la sesión de la Comisión de Postulación porque hubo algunos postuladores que hablaron de eso en torno a algunos candidatos; eso sería en el mundo ideal porque el jefe de Morales anda viendo quién le sirve para librarse de la cárcel y no quién es el más honorable.
No hay que bajar la guardia porque la desesperación es tal que son capaces de muchas cosas, pero también hay que decir que hoy estamos en una mejor posición de la que estaríamos si en la lista estuvieran los cuatro gallos de Morales, Arzú y su pandilla.
Recuerde usted que la batalla de Fiscal General no es la única que libran los operadores del Pacto de Corruptos y por eso no deje de poner atención lo que hacen en el Congreso, organismo en el que algunos diputados buscan maneras de generar impunidad en el tema de financiamiento electoral, extremo que no podemos permitir porque eso es pegarle el tiro de gracia a nuestra maltrecha democracia.