Jesús Alvizures
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En el Hospital de Amatitlán se ha registrado dentro del personal médico y enfermeras un mal trato a las personas que acuden ahí a buscar ser tratadas de alguna enfermedad; llegando al colmo de tronarles hasta los dedos para que el paciente ponga atención a sus bravuras. Sería bueno que el Director de este nosocomio trate de identificar quienes son los abusivos en contra del necesitado y llamarles la atención, so pena de una sanción drástica.
Los médicos en su graduación prestan un juramento de atención humanitaria a las personas que se acercan a los hospitales y centros de salud, y es un deber atenderles, pues estos devengan un sueldo que viene de los impuestos que el pueblo paga.
No es la primera la vez que se han hecho denuncias públicas en contra de la mala atención de estos servidores de la medicina, esto viene de tiempo pasado y está registrado en los distintos medios de comunicación.
Es cierto que el Ministerio de Salud en su historia ha sido objeto de recorte en su presupuesto para trasladarlo a otros ministerios; soslayando a los gobiernos la responsabilidad de velar por la salud de los ciudadanos carentes de recursos económicos para pagar un sanatorio o un médico particular. Estos sanatorios se mandan en el excesivo cobro de consulta, examen y tratamiento.
Los hospitales y sanatorios con nombre de santos atraen a la persona que cree que ahí encontrará sensibilidad humana; pero no es así, estos le sacan al que llega hasta el modo de andar.
Es de lamentar la mente monetizada del ser humano; pues los medicamentos que utilizan en un tratamiento son cobrados con mucha sobrevaluación. En resumidas cuentas estamos amolados por todos los ángulos de la vida; mas hay que sobreponernos a ello con la creencia y la fe de que todo un día cambiará.
Los gobiernos deben ser garantes de la salud del pueblo y no andar buscando acomodos para seguir en la estadística de la corrupción; somos un conglomerado desposeído que ha sido maltratado por diferentes administraciones, mas esto no debe seguir así; hay que implorar a Dios un cambio. Porque el relator de la UNO basado en un estudio desnuda nuestro sistema apolillado infiltrado en todos los niveles académicos del país.
Los lobos están callados; y nada bueno se espera de ellos, total que se haga la voluntad de Dios para poder volver a los caminos del progreso y sacudirnos de la enfermedad contagiosa de la ambición de fortuna y poder; controlando los distintos ministerios que conforman el Gabinete de administración habrá un respiro.
El ente ciudadano y todos los que queremos una Guatemala sana, somos la esperanza para la erradicación de los males que nos aquejan; estos no son nuevos vienen de viejas dictaduras unas positivas y otras negativas y así hemos navegado contra la corriente; siendo tiempo ya de descansar de todo este enredo ponzoñoso que deteriora el desarrollo económico, social, Cultural, y político de la nación.