Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Primero: Dadas las circunstancias, suspenderé hasta el próximo lunes la serie de artículos titulada “Un gran Hombre” y me referiré al urgente tema indicado en el presente título, transcribiendo primero la reflexión que recientemente hiciera bajo el mismo título en televisión comercial.

“Como debería de ser del conocimiento de todo buen guatemalteco, el actual territorio de Belice es producto de dos concesiones territoriales que España le otorgó a Inglaterra, en el Siglo XVIII, para cortar madera, con la prohibición que Inglaterra pudiera establecer construcciones permanentes y tener gente del imperio británico dentro de dichas concesiones de forma fija.

El resto del territorio es un abuso que Inglaterra hizo tomando parte del territorio de
Alta Verapaz, cuando Centroamérica se independizó de España, ese territorio es el comprendido del Río Sibún al Río Sarstún, y son más de 12 mil kilómetros, de un territorio al que, bajo ningún concepto moral y legal, Inglaterra y después Belice pueden decir que les corresponde.

En el artículo transitorio que actualmente existe en nuestra Constitución dice: que cualquier decisión definitiva entre el referéndum entre Belice y Guatemala deberá ser sometido a consulta popular.

Por ello, en la Consulta Popular de este 15 de abril, yo votaré “No” e invito a todos los guatemaltecos que concurran a votar, también a votar “No” por cuanto recurrir a la Corte Internacional de Justicia, para resolver este diferendo territorial, no es una resolución concreta y definitiva y es inadecuado dar un cheque en blanco”.

Segundo: Asumamos que si en el resultado de la Consulta Popular, aunque escaso, predomina el “SI”, y que esto llegara a suceder también en la Consulta Popular que supuestamente hará Belice en diciembre de este año, la pregunta entonces es ¿qué decide la Corte Internacional de Justicia?, ¿Alguien lo sabe? NO.

Por consiguiente, no es un resultado definitivo el que se preguntará; por tanto, se está violando el artículo 19 transitorio de la Constitución de Guatemala, porque lo que se está consultando al pueblo guatemalteco es indeterminado.

Si la Corte Internacional de Justicia, en su respectivo fallo, estableciera que Guatemala no tiene ningún derecho territorial, insular o marítimo, ello sería gravísimo porque estaríamos perdiendo un derecho histórico, que nos corresponde, ante todo, sobre el territorio comprendido entre el río Sibún y el río Sarstún, que Inglaterra, con sus garras históricas, se apropió sin que hubiera existido una concesión, aprovechándose de la situación de debilidad que existía en Centroamérica al momento de su independencia de España.

Tercero: Estamos a tiempo de que nuestro voto, aunque escaso, en la Consulta del día 15 de abril, sea un NO rotundo, y así cumplir con nuestra patria, la cual merece todo nuestro amor y merece que le demostremos al mundo que somos pequeños pero no tontos y que no va a predominar en nuestro país la opinión de la OEA, ni la influencia de todos los pequeños países que comprenden lo que fue el imperio Británico, incluido Belice.

No le digamos “Bye, Bye” a nuestros legítimos derechos. Por el contrario, votemos “NO” y conservemos así el derecho que tenemos a recuperar el territorio, el derecho insular y marítimo sobre ese significativo territorio que le da la salida al mar Atlántico a nuestro país y al departamento de Petén.

¡Guatemala es primero!

Artículo anteriorMoral política, moral ciudadana
Artículo siguiente¿Por qué las y los guatemaltecos nos dejamos engañar por la clase política?