Raúl R. Enríquez-Paniagua

Como todos sabemos y varios creemos, los distintos gobiernos que nuestra patria ha tenido a partir del final del régimen de los 14 años del general Jorge Ubico Castañeda, han sido unos más otros menos grupos de ladrones corruptos. Y en años recientes todo ha empeorado.

Ahora estamos contando con la ayuda y esperanza puesta en la CICIG.

Sin embargo, en mi opinión, hay un rubro al que ni esta, ni los distintos medios de comunicación le han prestado atención, cual es la abundancia de préstamos que, sin mayor control y mucho menos beneficio, solamente sirven para engordar las cuentas de los corruptos y hundir cada día más a nuestra patria y descendientes.

Y junto a la rapiña de los funcionarios nacionales, deberemos señalar la responsabilidad que corresponde a los llamados Organismos Multilaterales, con el Banco Mundial a la cabeza, seguidos por el FMI, BID, BCIE, etc. Todos ellos conocen del destino infeliz de los fondos tan liberalmente concedidos; y sin embargo, siguen buscando endeudarnos.

Cualquiera podría pensar que todos ellos tienen algún interés, además del meramente financiero, en que los países como el nuestro sigan «pidiendo».

La muestra más reciente del descarado latrocinio, podemos verla en los más de 900 caseríos y aldeas «inventadas» por los mañosos alcaldes que, por todo el país, viven buscando transformar sus aldeas o pueblos en municipios, porque añoran «echarle mano» al Situado Constitucional. Si no estoy equivocado, solamente en los últimos 50 pasamos de 311 a 338.

Pero mi señalamiento principal se refiere al asunto del silencio generalizado ante la danza de millones de los préstamos.

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