Alfredo Saavedra
Desde Canadá.— A la edad de 76 años murió la semana pasada el físico y cosmólogo británico Stephen William Hawking, quien padeció la mayor parte de su vida la enfermedad Amyotrophic Lateral Sclerosis ALS, de común conocida como condición Lou Gehrings. Consiste en una progresiva parálisis, que inutiliza los movimientos motores. El mal principió con Hawking en su juventud siendo estudiante de la Universidad de Oxford y la afección con los años se desarrolló de tal forma que dejó al científico confinado a una especial silla de ruedas y con dificultades de comunicación verbal.
Sus trabajos de interpretación del Cosmos los compartió con el científico Roger Penrose, lo que resultó en la publicación de una serie de libros, entre los más destacados el titulado: Una Breve Historia del Tiempo, que reeditó más tarde en una versión más comprensible, con el título de El Universo en una Nuez, para superar la dificultad asignada al primer volumen, en un lenguaje técnico difícil de entender para el lector lego en la materia.
Se define el contenido del primer libro como una relación de cosmología con una interpretación de tiempo y espacio y más tarde con la aparición del libro “Black Holes and Baby Universes and Other Essays”, motivaron al público a un interés por su famosa teoría de los denominados “Agujeros negros”. Ese volumen condensa lo escrito en otras de sus obras y hasta contiene en sus ensayos una prosa amena.
Sus puntos de vista, relacionados con sus teorías devinieron en los últimos tiempos en especulaciones que motivaron la atención de audiencias mayores porque se aproximaban más a realidades que, aunque ya agotadas por la literatura de la ciencia ficción, en observaciones del científico Hawking, adquirían carácter formal. Espectaculares eran sus criterios sobre la existencia de vida inteligente en otros planetas. Con el financiamiento del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, el astrofísico impulsaría el proyecto Starshot, con el envío de una nave exploratoria hacia la estrella Alpha Centauro, en busca de contacto con extraterrestres.
En su momento, confeso no teísta, el tópico ya no fue de su interés asumiendo en una declaración a la prensa de España, que el tema de Dios era parte de una cultura rebasada por la investigación científica. Admitió que aún estaba por certificarse la teoría del Big Bang (Gran Estruendo) y otras interpretaciones del origen del Universo y convenía con otros científicos que postulaban la idea de la multiplicidad de universos cuyo origen, como en el que habitamos, está en proceso de investigación.
Pero una de las más controversiales últimas declaraciones de Hawking, que causaron gran revuelo en los lectores de periódicos, fue la aserción del físico-cosmólogo, de que nuestro planeta solo tendrá cien años más de vida, lo cual contradice las propuestas de otros notables científicos que afirman, entre otras interpretaciones, que el planeta puede subsistir por muchos millones de años más, dependiendo más del ser humano, que puede causar su destrucción ya sea por no cuidar el medio ambiente, en lo que se compromete el fenómeno del cambio de clima, o una catástrofe causada por una guerra nuclear.
La predicción de Hawking, con respecto al inminente término de la Tierra y la urgencia de buscar otro planeta habitable, resulta imposible propósito porque esos planetas, observados hasta ahora, se encuentran a millones años luz, distancias al parecer nunca alcanzables. Solo el viaje de seres humanos a Marte, que comparado con lo remotísimo de esos probables planetas, está a la vuelta de la esquina, se duda que sea seguro, según la apreciación de científicos y estudios de la NASA, con preparativos de proyecto para ese propósito.
Fue admirable la existencia de Stephen Hawking quien a pesar de su incapacidad física, tuvo un asombroso talento que dio un valioso aporte a la Humanidad con sus conocimientos.