Edith González

“Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos”.
Alejandro Magno

Cuando los vi en la Academia de los Bomberos Municipales Departamentales hace ocho días, algunos mostraban un rostro de asustados… otros sorprendidos. Se trata de un segmento de la sociedad que nos demuestra que quedan jóvenes y señoritas capaces de ser buenos guatemaltecos. Ellos son los aspirantes a Bomberos Municipales Departamentales, que inician su formación.

En el marco de una sociedad fracturada desde sus cimientos, en donde los niños son asesinados, o son asesinos, en donde los adolescentes mueren en las calles sin explicación alguna, en donde 365 menores de quince años se convierten anualmente en madres de niños sin padres, este grupo de guatemaltecos nos fortalecen y sabemos que están en la ruta correcta para ser buenos hijos, buenos hermanos, buenos nietos, pero ante todo, buenos guatemaltecos.

En los primeros días del año se inició la inscripción para obtener el Diploma de Bombero de Tercera Clase en los Bomberos Municipales Departamentales y al cerrarse las inscripciones se contabilizan 450 guatemaltecos y guatemaltecas inscritos.

Ahora pasarán un año entrenándose, capacitándose, conociendo el muy especial equipo de los bomberos y al final serán bomberos. Estarán listos para atender a otros guatemaltecos que se vean afectados por la violencia, por la incertidumbre, o por el fuego que nunca se supo cómo se inició.

El oficial instructor de la institución, José Luis Chamarro, explicó que se cuentan inscritos en la Academia Central, en el departamento de Guatemala, San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, Río Hondo, Zacapa, Patzicia, Chimaltenango, Santa Lucía Utatlán y Sololá.

Igualmente Sanarate, El Progreso y Cuyotenango, Suchitepéquez, iniciándose los procesos para brindar a los aspirantes los conocimientos que les permitan, en un año, graduarse.

Por su parte, el oficial instructor, Pablo Soto, recordó que los Bomberos Municipales Departamentales cuentan ya con estaciones en la tercera parte del territorio nacional, con bomberos y bomberas graduadas y el equipo necesario.

Los aspirantes son sometidos a intenso entrenamiento en varios módulos, entre los que se incluyen primeros auxilios, técnicas de extinción de fuego, rescates, manejo de nudos, uso de escaleras, entre otros.

El gran valor agregado de estos guatemaltecos, es convertirse en sus comunidades, entre sus familias, en sus trabajos, en sus centros de estudio, en insignias capaces de responder a cualquier tipo de emergencia y con ello, mitigar daños colaterales o directos de incendios, accidentes, ataques armados y otras acciones que atenten contra el ser humano.

En menos de diez años los Bomberos Municipales Departamentales han mostrado la cara del éxito, pero ante todo, son ahora la luz al final del túnel, en aquellas apartadas regiones de la Guatemala profunda, en donde el Estado no tiene presencia alguna.

No en balde las Naciones Unidas reconocen a esta institución, como una de las más capaces en el Continente en el caso de la resiliencia derivada de emergencias provocadas por desastres naturales.

Artículo anteriorDía Internacional de la Mujer se recapituló con mayor presencia
Artículo siguienteFalos sagrados y vulvas diabólicas