Jorge Raymundo

A menos que formemos parte del Pacto de Corruptos o si siguen las investigaciones del Ministerio Público y de la CICIG, perdamos algún beneficio, estaríamos en contra de la conformación de este Frente Ciudadano Contra la Corrupción. Me atrevo a afirmar que la inmensa mayoría de guatemaltecos estamos hartos de la corrupción y estamos urgidos para que se limpie de una vez por todas este cáncer que nos aqueja prácticamente desde que se formó la república. Sin embargo, haríamos mal si pensamos que todos nuestros problemas se resolverían si con limpiar el gobierno o el empresariado o de los políticos de corruptos fuera suficiente. Además, este frente haría muy mal si solamente se pone como meta la lucha contra la corrupción, porque los problemas de Guatemala, únicamente se han agravado aún más a causa de la corrupción, pero en realidad esta es solamente un síntoma de las verdaderas causas de nuestros males.

Desde este espacio apoyaremos el Frente Ciudadano Contra la Corrupción si además de luchar para eliminar o minimizar al máximo este flagelo que nos aqueja, también vaya más al fondo de la problemática social, económica, política y cultural de nuestro país. Sin duda, los que se pararon al frente para decir sí apoyo al Frente y formo parte de este Frente y lucharé porque ya no haya corrupción en este país, son hombres y mujeres de bien y quieren luchar por un país mejor que el que ahora tenemos. Hombres, mujeres, indígenas, ladinos, empresarios, autoridades comunales, etc., dieron un paso al frente y formar parte de este grupo. Bien hecho, pero harían mejor si también en su agenda se atrevan a discutir problemas como la desigualdad galopante, el segundo país más desigual del mundo, con 60% de pobreza, con una escolaridad que no supera el 5% de nuestra población, con una exclusión, racismo y discriminación en contra de las mujeres y pueblos indígenas enraizados en las estructuras más añejas del país, no pueden seguir siendo el pan nuestro de cada día. En fin, ¿puede este grupo imaginar un país nuevo? ¿Puede pensar diseñar y proponer un nuevo modelo económico y político para que estos problemas estructurales por fin se empiecen a resolver? ¿Puede este grupo proponer unas reformas constitucionales en el plano económico para que los bancos de este país, no estén esperando cuándo el Estado se quedó sin dinero para prestárselo y de esa manera incrementar sus ganancias sin hacer nada?

También hay que urgir este Frente, para que a su vez, urja al Congreso la aprobación de leyes que beneficien no solamente a sus intereses personales, familiares o de partido, sino que verdaderamente contribuyan a la construcción de un nuevo país. ¿Qué pasó por ejemplo con las reformas a la ley electoral y de partidos políticos para las próximas elecciones? Sin las modificaciones que requiere esta ley, vamos a ir a las próximas elecciones siempre con los mismos vicios de la vieja ley electoral en la que votamos por diputados que no conocemos y muchas veces ni siquiera son vecinos del departamento en el que se eligen. ¿Qué pasó con una nueva ley de minería para que las empresas trasnacionales no sigan saqueando a nuestro país, dejando destrucción, muerte y desierto en los pueblos donde han funcionado? ¿Se atreverá este grupo a desempolvar lo pactado en el Acuerdo Socioeconómico sobre la tenencia de la tierra, sin siquiera hablar de una eventual reforma agraria? Bueno, es mejor esperar y darle tiempo al Frente para que empiece a abordar no solamente la corrupción como un mal latente, sino también ir al fondo de los otros problemas del país.

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