La acción de los exponentes más notorios del Pacto de Corruptos al montar el escenario para destituir al Procurador de los Derechos Humanos es un auténtico acto de fariseísmo. Y es que están usando un pretexto religioso tras la hábil manipulación y explotación de un incidente ocurrido en la Plaza Central, a donde el licenciado Jordán Rodas llegó para solidarizarse con los familiares de las víctimas de la masacre en el Hogar Virgen de la Asunción, que no tenía nada de seguro, y a donde también llegó un grupo feminista a realizar un burdo agravio a la población católica del país.

Rodas ha explicado hasta el cansancio su presencia en el lugar, ajena por completo al esperpento de quienes montaron la ofensiva y vulgar parodia de una procesión, pero eso importa poco porque quieren destituirlo por la actitud que ha tenido en el tema de la lucha contra la corrupción y, de manera muy específica, por el papel que jugó en el momento crítico de la declaración de persona non grata del comisionado Iván Velásquez para expulsarlo del país. Se suman, por supuesto, aquellos que históricamente han sido enemigos del tema de los derechos humanos, sea porque no lo entienden o porque lo entienden demasiado bien.

No hay palabras para condenar con la suficiente energía el acto burdo y simplemente provocador de un grupo que colocó una vulva en medio de un manto como el que se representa en las imágenes de la Virgen María, específicamente la Virgen de Guadalupe. Todos tenemos derecho a la libre expresión, pero la misma tiene sus límites en el respeto al derecho ajeno y en este caso no existe más explicación para la insolente parodia que la intención de causar grave ofensa a las personas que confiesan su fe católica. No venía al caso, de otra manera, esa representación cuyo único fin es ofender.

Y puede entenderse que a primera vista, cuando circularon fotografías del Procurador en la Plaza y atrás de él se ve la maldita “procesión”, se le pudiera criticar, pero al conocer la realidad de los hechos y las circunstancias en que se produjeron esas fotos, se tiene que entender que si algo de malicia hubo en todo eso fue la de quienes llegaron a la Plaza Central a crear controversia y a ofender.

Pero cómo están activos los integrantes del Pacto de Corruptos, manipularon los hechos para actuar con un asqueroso fariseísmo a fin de presentarse como representantes de una población ofendida por un ataque a la fe que, probado está, no vino del Procurador.

Artículo anteriorLos efectos perversos de la cooptación
Artículo siguienteArtista jamaiquino demanda a Miley Cyrus por “We Can’t Stop”