Raymond J. Wennier
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En 1994 escribí un editorial para el periódico escolar “Metroideas” ofreciendo criterios para la constante búsqueda de la excelencia, que aún mantengo. Excelencia es una constante y continuada búsqueda de ese “algo mejor” que hacer en un proceso educativo beneficioso para los alumnos. Esto escribí:

“Para iniciar el Primer Editorial de Metroideas de 1994 quiero asegurarles a todos los miembros de la Metrofamilia que desde las autoridades más altas hasta el último colaborador de la buena marcha del Colegio, tenemos el afán de buscar la excelencia. Creo que es el papel de un establecimiento educativo, siempre estar buscando como educar de una manera mejor.

Dentro de esta búsqueda quiero referirme a tres cualidades que cada quien debemos tener para trabajar con los alumnos sin importar el grado. El primero es el Poder de la Observación. Cuando observamos la conducta humana notamos cómo están los alumnos poniendo en práctica lo aprendido dentro y fuera del aula; observamos cómo aprende mejor cada alumno y por lo tanto da ideas a los maestros de cómo preparar actividades y experiencias variadas para sus alumnos. Es tan importante este poder con los niños chiquitos que, utilizándolo, podemos identificar su lateralidad, o sea la coordinación de manos, ojos y pies y de nuevo esta información da luces a los maestros de cómo preparar actividades y experiencias adecuadas; la observación debe proveer retroalimentación para reforzar hábitos y rutinas que hacen los maestros y se demuestra en la conducta de los alumnos; además la simple observación durante clase, el período entre clases y recreos, nos indica cómo se interrelacionan los alumnos o si hay dificultades; eso provee temas para la clase de formación personal.

El segundo punto que todos en el Colegio nos esforzamos por mantener, es un ambiente adecuado para el proceso enseñanza-aprendizaje. Estamos claros y no confundamos la metodología activa, interactiva, formativa, multisensorial e integradora con una actitud laisser faire. Siempre vamos a requerir respeto, orden, en fin, una excelente disciplina para poder trabajar con grupos de tal manera que cada quien tenga la oportunidad de progresar en forma individual. Sabemos que la disciplina y el orden evitan situaciones caóticas y proveen la estabilidad requerida por cada persona en el Colegio. Hay demasiada falta de respeto, de autoridad, de orden y disciplina en la sociedad; esto demanda que las instituciones educativas exijamos esas cualidades constantemente. La metodología no es una para que los maestros tengan trabajo más suave, en realidad la metodología y todo lo que el Colegio Metropolitano pretende proveer a los alumnos son actividades, experiencias, contenidos y sobre todo ejercitación de destrezas para arraigarlas, es más trabajo planificar en esta forma que únicamente impartir y servir en forma auditiva datos e información que cubran el contenido de un programa; los maestros no son únicamente facilitadores, son modelos y guías reales en el quehacer educativo diario.

El último punto es la exigencia. Desde la Dirección General del Colegio Metropolitano se aclara qué significa exigencia para los profesionales, los alumnos y para los que apoyan a la organización. Tenemos que ser exigentes con nosotros mismos y cumplir lo que sabemos son las obligaciones de nuestro trabajo, tenemos que exigir que las personas a nuestro cargo cumplan a cabalidad con sus obligaciones y sean exigentes con ellos mismos. La educación requiere la exigencia y cumplimiento de rutinas, de hábitos, de esfuerzo propio cumpliendo con lo que cada quien sabe son sus quehaceres diarios.

Si todos en la organización mantenemos los puntos anteriores en mente en cada momento, estaremos logrando la excelencia, nuestro afán, nuestro anhelo, nuestra expectativa”.

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