Juan José Narciso Chúa

No cabe duda que muchas veces las situaciones políticas se tornan imposibles de comprender, tal es el caso del presidente Morales, es una situación en donde se conjugan la simpleza, en tanto existen situaciones explicables fácilmente, pero también hay otras en donde las explicaciones se tornan sombrías o difíciles de encontrarlas.

Si se empieza por las simples, tal vez, las respuestas son bastante más fáciles. Este es el caso de él mismo, una persona que llegó a la presidencia como producto del azar, cuando la ciudadanía pedía cambios de fondo, a partir de las movilizaciones ciudadanas del 2015, con lo cual se castigó a la clase política tradicional, permitiendo que una persona prácticamente desconocida, asumiera la conducción de un nuevo régimen.

Se esperaba en él que asumiera y capitalizara las demandas de la plaza, pero la realidad fue todo lo contrario. Inmediatamente se pudo observar que sus movimientos, no eran del todo de un bisoño, sino escondían a un lobo con piel de oveja, representaba a una persona sin convicciones de cambio, sin conocimiento de la realidad nacional y con ello quedaba expuesto a cualquier incorporación a su equipo que no necesariamente fueran para sumar una conducción estratégica, sino al contrario, los hombres del Presidente terminaron en convertirse en sujetos de la inercia impuesta por el mandatario, el desconocimiento patético de la administración pública y ante su carencia manifiesta de capacidad y recursos, cayó en la ineptitud combinada con la arrogancia.

En el lado complejo, la línea estratégica de su equipo estaba constituido por militares de viejo cuño, aquellos que no salieron de la Guerra Fría y de la contrainsurgencia, con lo cual generaron una gestión que buscaba golpear a sus adversarios, sacar de la arena política a aquellos que no consideraban de su grupo y volcándose completamente a una lucha para propiciar la impunidad y la corrupción, para lo cual “envalentonaron” pobremente al Presidente, para buscar sacar del país al Comisionado de la CICIG, así como a debilitar a la Fiscal General.

Sin embargo, estos hombres tenían un pasado tenebroso y cayeron en sus propias redes, con lo cual hoy se encuentran prófugos o buscando inmunidad, con lo cual la gestión del mandatario hoy es nada. Se encuentra en un auténtico marasmo, sin sentido, únicamente caracterizada por su arrogancia, impertinencia y sarcasmo, pero en medio de un equipo de trabajo que ni conoce, ni controla, es un Presidente aislado, que deambula solitario, únicamente intentando terminar su mandato.

Eso sí, peleará por dar sus últimos golpes, mismos que constituirán auténticos estertores que únicamente mostrarán su pobreza de carácter ante la sociedad, como será el caso de la elección de Fiscal General, pero probablemente concluirá su período, lo cual sumará a una gestión que ni siquiera llamará a la risa, como él cree, sino al contrario, únicamente llamará a la tristeza de otra oportunidad perdida para todos nosotros.

Ante esta gran debilidad de conducción, así como su interés por seguir del lado de la impunidad y la corrupción, no queda más que seguir presionando a un mandatario que nunca entendió su papel, ni cumplió con lo mínimo, para que concluya decentemente, algo difícil que entienda, y aún más, que cumpla.

Artículo anteriorHogar “Seguro” Virgen de la Asunción
Artículo siguientePlan de Trabajo para dirigir el Ministerio Público (Parte III)