Gladys Monterroso
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“Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; las mujeres, pues, hacen las leyes”. Montesquieu.
El 8 de marzo recién pasado, a nivel mundial, se celebró el Día Internacional de la Mujer, pero a diferencia de otros años, globalmente con sus excepciones las mujeres y también los hombres salieron a las calles exigiendo la eliminación de la desigualdad de género, en España sumaron seis millones de personas según el diario El País, de acuerdo al mismo periódico, En Latinoamérica, las movilizaciones más importantes se produjeron en Buenos Aires, Santiago de Chile y Ciudad de México y en el resto de Europa. En Turquía, las mujeres marcharon para acabar «con el patriarcado».
Este movimiento, tuvo un objetivo muy bien definido: Un grito al unísono contra la discriminación, el acoso y la violencia, así como la igualdad salarial, porque si la mujer realiza una labor de tanta calidad como la del hombre, ¿Por qué va a ganar menos? El ejemplo que voy a mencionar puede pecar de vanidoso, pero recuerdo que a la actriz Clara Lago, cuando actuó en la película “Ocho apellidos vascos” le pagaron menos de la mitad de lo que ganó su compañero de reparto, Dany Rovira, ¿Por qué? Por ser mujer, igual sucede en las demás profesiones.
Lo que las mujeres necesitamos es ser valoradas como seres humanos, en igualdad de condiciones, tener los mismos derechos y las mismas obligaciones, el camino ha estado plagado de dolor, sangre, lágrimas y muerte, como tanta mujer que aparece muerta, por ser mujer, hace un año (Triste conmemoración) murieron las niñas del “Hogar Seguro” ¿Cuál fue su culpa? Ser mujeres, pobres, a pesar de tener sueños, se vieron truncados, ¿Cuántos grandes seres humanos se perdieron? Muchos, si no todos.
Regresando a la reivindicación, que se persiguió el pasado 8 de marzo, fue, y es necesaria porque aunque las leyes lo establezcan, existe mucha diferencia entre ser hombre o mujer para determinados ambientes y circunstancias, por ejemplo ¿Cuántas mujeres son parte del Gabinete actual? Una, muy bajo porcentaje, tomando en cuenta que formamos parte de más de la mitad de la población.
Por lo que necesitamos ser reconocidas, por nuestro valor como seres humanos, nuestras capacidades y calidades, no por ser mujeres, por ser quienes somos, y nuestro espacio bien ganado en la sociedad.
Por lo anteriormente expuesto, a mi criterio, el hecho que un grupo de mujeres haya desfilado con una vagina elaborada con papel de china, me deja un mal sabor de boca, si la vagina fuera toda la diferencia con el hombre, no es diferencia, es complemento lo uno con lo otro, me parece una autodesvalorización bastante inoportuna, y más aún que la representante de la Usac, sea parte de esta autodegradación, no señoras no necesitamos tomar de bandera una vagina para demostrar que estamos orgullosas de ser mujeres, y que por muy difícil que sea el camino, algunas lo han logrado, y otras seguimos luchando.
En la historia de la humanidad, han existido grandes mujeres, que han aportado al mundo de las ciencias, las artes, la academia, grandes aportaciones, nombres que brillan y brillarán a través del paso del tiempo, Madam Curie, Madre Teresa de Calcuta, Benazir Bhutto, Dolores Ibárruri, Edith Piaf, Eva Duarte, Indira Gandhi, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Amelia Hearht, Luz Méndez de la Vega, y Thelma Aldana entre otras.
Ninguna de ellas, para lograr un espacio entre los hombres, necesitó mostrar una vagina, ella quedó para la intimidad, ellas hicieron gala de su cerebro, que no se hizo para ponerse un sombrero o un pañuelo.
Ser mujer, es algo más que tener ciertas diferencias con los hombres, ser mujer es ser intelectualmente capaz de ocupar un espacio con inteligencia y valentía, ser complemento del hombre como él de nosotras, cuando se puede, y cuando no, caminar en solitario más no en soledad con la frente en alto.
Reivindico mi condición de mujer, como el de mis hijas, hermanas, amigas y todas las mujeres que luchan por su espacio en el mundo.