Fernando Mollinedo C.
La ciudadanía aquí en Guatemala no entiende, no razona, no discierne en materia político eleccionaria; siempre, utilizando el falso juramento interior del “no lo vuelvo a hacer” que pregonan los “bolos” cuando están sufriendo los peores momentos de la “goma”.
Si, así es. Los pueblos tienen el gobierno que ellos mismos escogieron entre las opciones que les presentó la organización estatal que los “autorizó” para presentarse como partidos políticos y proponer como candidatos a personas que en términos generales “uno no sabe que pata puso ese huevo” es decir no conocidos, sin reputación pública positiva, sin valores; profesionales de todas las disciplinas con función de choleros de la clase oligárquica y pobretones con ansias locas por obtener dinero fácil; ambos con calidad inconfundible de LADRONES.
Esa discreción personal camouflageada como “derecho inherente a la persona humana, obligación social o contribución al desarrollo cívico de la patria” motivada con falsas cancioncitas, promesas sin fundamento ético, moral ni religioso, siempre trajo consecuencias funestas vistas a corto plazo para el erario nacional, pues al pocos tiempo de estar ejerciendo el poder, las nuevas gavillas de funcionarios y empleados públicos principiaron a tejer los entramados administrativos legales e ilegales para utilizar el dinero de la población para sus fines personales.
Pero como somos un pueblo “pacífico” que trata de solventar sus problemas por la vía del “diálogo”, porque para eso tiene “leyes” pero no tiene responsabilidad para consigo mismo ni valor para hablar y mucho menos para actuar exigiendo que se respete la ley en general, por eso estamos viviendo una ruina social que se deteriora todos los días.
Los votantes aceptan cada cabronada que le hacen, se quejan pero no reaccionan de ninguna forma, se lamentan y nada más, porque no poseen el valor necesario para exigir a sus mismos verdugos el debido respeto a la ley. Maldita sumisión basada en la ignorancia popular permite a la clase política seguir haciendo lo que se le da la gana: sustraer al erario nacional grandes cantidades para comprar casas, fincas y lujos.
¿Estas son las funciones para lo que fueron electos los políticos gobernantes? ¿“soberbia, prepotencia de la corrupción, excesos del poder, fraude electoral, compra y coacción del voto, represión y amenazas a los ciudadanos disidentes y al ejercicio de la “libertad” de expresión, privilegios de la elite gobernante, uso indebido de las instituciones del Estado para beneficios personales, de grupo, de partido para fines específicos de enriquecimiento ilícito?. ¡NO!
Bajo esa perspectiva, ¿SON DIGNOS DE EJERCER EL PODER? ¿Se perdió la esperanza de ver y utilizar nuevos caminos, autopistas, puentes, mejoras físicas a las escuelas, hospitales? Porque NO HAY NADA DE NADA. “Y para más joder”, el ensañamiento mediático y judicial en contra de la dirigencia campesina, demuestra que el “gobierno” está desesperado porque han demostrado ineficiencia, improvisación, torpeza, estupidez, ignorancia al haber escogido a las personas que hoy ostentan el nombre de “gobernantes”.