Juan José Narciso Chúa
La situación actual no podría ser más complicada, aunque la misma parece discurrir en un rumor sordo, sin que aparente nada serio, pero en esas sombras se cobija una potencial crisis que parece no tener solución, ni mucho menos existen intentos por buscar reducir la tensión de la misma, sino al contrario, tanto el Congreso como el gobierno se mantienen empecinados en continuar con su estrategia a pesar de las visitas como de la embajadora Haley que trajo un mensaje corto, pero contundente al presidente Morales: “se mantiene el apoyo a la CICIG y a su Comisionado”.
Con un Presidente que no encuentra salidas, dentro de un equipo que no le plantea luces, sino al contrario lo hunde más en un laberinto sinuoso, del cual no consigue escapar, encuentra como único consejero a quien menos comprende el nivel de la crisis que se sigue incubando, así como es quien menos atiende los llamados a la distensión, así como la necesidad de atención a las señales que muestran luces de emergencia.
Mientras tanto, se continúa en un empeño por pretender levantar de nuevo el modelo de la corrupción y la impunidad cuando el mismo ya se encuentra seriamente fracturado, mientras que quienes lo intentan levantar cada vez son menos, con lo cual el peso de una estructura derruida, quejumbrosa y pesada, resulta difícil, sino imposible, pretender ponerla en vertical.
El Congreso de la República es otro de los factores díscolos y ausentes de la visualización de la complejidad de la crisis, mientras se mantiene en todo el esfuerzo por preservar esa estructura extremadamente golpeada en sus cimientos, para lo cual aprueba leyes que tienen poco impacto para la sociedad, pero al contrario, se empeña en rescatar leyes de armas que no benefician a la sociedad, sino al contrario, así como están pendientes de que se aprueben las tibias modificaciones a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, para perpetuar -a contrapelo de los actuales momentos-, el trabajo inocuo y el poder sin sentido de los actuales partidos políticos.
La paralización por el miedo y la reacción por rebeldía díscola, constituyen factores de riesgo en un momento en donde se impone la racionalidad que demanda reconocer que el quiebre o el punto de inflexión para nuestra clase política llegó, por lo que impone el repliegue y retiro de cuadros que ya no aportan nada a nuestro futuro, sino al contrario se empañan en defender algo que, de hecho, se encuentra perdido para siempre.
La creación del Frente Nacional contra la Corrupción, al cual me uno indiscutiblemente, constituye un foro que podría constituir una plataforma interesante para el cambio, para la propuesta, así como la simiente de una organización que articule las demandas de todos los sectores de la población, que nos hemos sumado al cambio, que creemos que nuestra sociedad tiene futuro, pero sin impunidad y sin corrupción, así como demanda profundizar la justicia, la solidaridad, rompiendo con la desigualdad y el atraso económico, político y cultural que hoy nos mantiene en el pasado.
*Hoy las notas del Río Polochic, Clavel Tinto y Josesito sonarán alegremente, mientras mi papá y mi mamá bailan contentos en el cielo.