Rolando Alfaro Arellano

Artículo dedicado al señor Embajador de Suecia.

A iniciativas de Suecia, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, aprobó en diciembre de 1968, la resolución por la que decidió convocar para el año de 1972, a los países miembros a una Conferencia Mundial sobre el Medio Humano, tal y como lo fundamentara la resolución anteriormente descrita, y que para facilitarles a mis estimados lectores de La Hora, tribuna no mostrador, su curiosidad, tal información de la participación de nuestro país, nos la describió el destacado investigador Vicenzo Solombrino Orozco, quien trabajara en el Ministerio de Gobernación de Guatemala, en varias de sus oficinas o dependencias, destacándose por haber sido un recopilador de primer orden, distinguiéndose por su don de ser humano y respetuoso del amor nacionalista del suelo patrio.

En ese sentido, en la publicación de mérito y cuyo título lleva el mismo del libro que se publicara por el connotado intelectual ya citado, es decir, invocando el de la dependencia en donde prestó su trabajo ya descrito en la Tipografía Nacional en el año de 1977; nos ilustra, ampliamente sobre el interés del gobierno que entonces desarrollara para evitar el deterioro que empezaba a darse del ambiente entorno humano nacional y que a la fecha resulta imparable por desidia de malos funcionarios en años posteriores, en que poca importancia le prestan al tema descrito.

Asimismo, existen diversos factores que vienen azotando a la población y su entorno, tales como: desconocimiento del Derecho Ambiental, mala fe, nulo interés en defender la salud y vida de todos y cada uno de los guatemaltecos y poco amor al país que les vio nacer.

Prueba de lo anteriormente escrito, concretamente, se evidencia de la débil legislación ambiental que posee la República de Guatemala, una ley carente de técnica parlamentaria, ver Decreto 68-86, del Congreso se la República, y que pareciera que los legisladores de entonces ignoraron ponerle plazo para la emisión de reglamentos y con el agravante que raquíticamente apenas se han emitido tres o cuatro de aproximadamente diez de los que éticamente faltan por emitirse, a efecto de frenar la epidemia de contaminantes que pululan por todo el territorio nacional.

Lo anteriormente escrito, es fácil de identificar, pues sólo un enfermo mental ignoraría el daño que se le viene ocasionando a propios y extraños, pues se carece de leyes como la del agua, biodiversidad, contaminación por ruido y estridencias no controladas, basureros clandestinos, humo negro de diferentes fuentes y un largo etcétera.

Ante tanta irresponsabilidad, al extremo de querer entorpecer a empresas que desean trabajar la tierra, sus riquezas y otras, lo único que podríamos sugerir a los señores legisladores son dos propuestas, así: emitir una nueva ley ambiental o reformaría. La vigente, por emergencia nacional: lo que todos los habitantes de, territorio nacional se los agradeceríamos y en caso negativo se los demandaría para eterna memorial.

Señores Diputados, se les sugiere que admitan lo que se les señala, para tener limpia su conciencia, de lo contrario nunca se les perdonará tanta desidia.

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