Fernando Mollinedo C.

¿Cuál es el problema más grave que tiene Guatemala? ¿Sistema de salud cuasi colapsado, economía informal creciente y desordenada, sistema vial en pésimas condiciones, falta de credibilidad en las instituciones de gobierno, educación de la niñez y juventud confiada a maestros con deficiencias en matemática y lectura, delincuentes de cuello blanco trabajando como funcionarios y empleados estatales entre otras circunstancias?

NO, el problema es la estupidez, entendiendo dicha palabra como la describe el Diccionario de la RAE: “Torpeza notable en comprender las cosas. Dicho o hecho propio de un estúpido”. Entonces cualquier país que posea una población que no comprende la realidad de la vida, estará condenado a vivir sin proyectos de desarrollo personal y nacional.

La vía libre de los gobernantes corruptos e ineficientes se da cuando los gobernados se limitan a vivir el día sin articular formas, planes o ideas estratégicas para defender sus derechos, al aceptar sin oposición los abusos y excesos cometidos en su contra con la impunidad que caracteriza a los delincuentes de toda clase y estrato económico y social.

Un pequeño grupo de guatemaltecos están inmersos en el nuevo mundo globalizado; en esta era del conocimiento, un país se queda rezagado en el concierto internacional cuando la mayoría de su población está limitada en su formación intelectual y carece de las herramientas básicas para desenvolverse acorde a las necesidades de la vida diaria: banca, comercio, industria y educación.

A guisa de ejemplo, la población de las Coreas y Japón son consideradas inteligentes, y lo son, no por una condición genética o como el alto consumo de alimentos como el arroz y el pescado, lo son porque desde la fase parvularia su sistema educativo les instruye de manera sistemática, permanente y firme sobre bases morales y éticas que descansan en la DISCIPLINA.

Se les enseña desde muy pequeños a pensar, a tener actitudes emprendedoras, hábitos higiénicos, respetar la puntualidad como el elemental respeto al tiempo de los demás y solucionar problemas.

Los guatemaltecos no estamos acostumbrados a cumplir con la disciplina personal y social establecida por normas de hogar y jurídicas, carecemos de vocación a la lectura y cultura, entonces, la creatividad expresada de forma individual para resolver situaciones no aporta nada sustancial al país.

La ignorancia, estupidez e indisciplina son nuestro principal problema como nación, y de ello se alimentan la clase política gobernante, corrupta e ineficiente y una delincuencia con alto poder de reclutamiento entre quienes son incapaces de ver más allá del hoy y son seducidos “por unos dólares más”, la estridencia y esplendor del poder pasajero, pues éste no es para siempre.

¿Tenemos alguna esperanza de cambiar? La realidad no presagia que así pueda ser, el gobierno hace esfuerzos por seguir mintiendo, el sistema educativo sigue anclado en la mediocridad como rehén del quehacer político del más bajo cuño. El tiempo dirá si seguimos como una nación indisciplinada, de analfabetas funcionales sin visión de futuro. Eso es alimento para la estupidez.

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