Edgar Villanueva
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Nuestro país atraviesa un momento histórico y determinante. Quisiera pensar que, en 50 años, los guatemaltecos aprenderán en las escuelas sobre la adolescencia democrática que estamos viviendo y la estudiarán como eso: un momento de confusión y de transición, pero de crecimiento. De la mano del Ministerio Público y de la CICIG hemos iniciado un proceso de introspección difícil. Uno que nos retrata nuestros grandes defectos tal y como son; nos vemos al espejo y no nos gusta lo que nos refleja.
Este proceso debe de seguir. Es parte del crecimiento de nuestra democracia, es una señal que estamos cambiando. Es importante, como país, que profundicemos en esta búsqueda de nuestra identidad democrática pues será vital para construir el país que todos añoramos: aquel donde existan oportunidades para todos, donde reine el imperio de la Ley y donde podamos vivir en paz.
Para construir ese país el pasado y el presente son importantes, pero la construcción del futuro es fundamental. Estamos volando un avión y reparándolo al mismo tiempo. Ojalá pudiéramos aterrizarlo, arrancarle las partes que no funcionan e instalarle piezas nuevas para volarlo otra vez. Pero la vida no es perfecta, no hay soluciones perfectas y siempre tendremos que ceder algunos de nuestros deseos para poder llegar a acuerdos.
Sin embargo, no hemos buscado acuerdos. Estamos tanto o más polarizados que durante el Conflicto Armado Interno. Personalmente considero que estamos peor, pues durante esa época los bandos eran dos y hoy en día hay más de dos bandos y todos jalan para su propio lado y en algunos casos están dispuestos a romper con todo con tal de salirse con la suya. El problema es que no nos damos cuenta que esta polarización solo fortalece a los que, sin necesidad de jugársela, se mueven tras las bambalinas del poder y en el inframundo del crimen organizado.
Entonces la pregunta sigue siendo la misma que fue hace más de treinta años. ¿Quién tiende los puentes? ¿Dónde están los líderes sectoriales dispuestos a sentarse en una mesa y enfrentando el presente, establecer las bases para construir el futuro de nuestra nación? Estoy enterado que hay varios grupos de integración diversa que tienen la intención de proponer iniciativas que van desde paliativos para la crisis actual, hasta reformas integrales del Estado. Sería de gran valor para el país que estos líderes se integraran a un esfuerzo nacional donde se generen soluciones desde lo más profundo de nuestra sociedad y que la maquinaria que ellos impulsen nos anime a los ciudadanos “de a pie” a salir de nuevo a la calle a exigir el cumplimiento del gran acuerdo al que lleguen los liderazgos.
El momento no puede pasar sin que hagamos algo. Si fracasamos, posiblemente seremos otra generación de guatemaltecos que hicieron mucho, pero lograron poco. Considero que la clave está en tender los puentes que nos acerquen, que pongan en evidencia nuestros objetivos comunes y que aíslen a los extremistas que nos dominan. Los buenos, seguimos siendo más.