Dr. Luis Fernando Cordón Morales
@lfercordon – buzonasprodecogt@gmail.com

En la arena de la movida vida política guatemalteca que es alimentada principalmente por la redituada división y la protección de intereses, ya casi nada nos sorprende, la ambición desmedida, tanto económica como de poder, es la nota diaria, donde el protagonismo y cinismo van de la mano tal cual enamorados este 14 de febrero, con funcionarios nefastos desatendiendo sus obligaciones legales por privilegiar agendas personales o sectoriales pero protegidos con la coraza diseñada a la medida por su cobertura mediática personal.

Todos los mencionados unidos por la falacia de que aman a Guatemala, utilizada eficientemente solo para seducir a los incautos, sí, a esos limitados de información o necesitados de inclusión, pero que son sumamente útiles para posicionar a un nuevo personaje o para destruir sistemáticamente al que les incomoda o amenaza con desenmascarar.

Seguir los ciudadanos en la pasividad, como simples espectadores, ya nos ha traído consecuencias y traerá peores si no actuamos con prontitud ¿acaso no fue suficiente pagar millones de quetzales por la ampliación de un aeropuerto que resultó más ineficiente? ahora ¿ya se dieron cuenta que por años pagaremos préstamos multimillonarios por la construcción de una carretera que no recibimos? ya que no seremos compensados por quien tiene la obligación legal y capacidad económica para hacerlo ¿en serio, el morbo de la posible persecución penal contra algunos políticos es suficiente? De ser así, seguramente el caso “Transurbano” tendrá el mismo camino, donde circularon otros cientos de millones y lo que se obtuvo fue una nada en comparación al sacrificio financiero estatal pagado obviamente adquiriendo deuda, con la contribución de todos los que sí tributamos y con la desatención de las necesidades sociales, que produjo a su vez desnutrición, desabastecimiento de medicamentos, inseguridad, deserción escolar, entre otros.

Estoy convencido que la mayoría de guatemaltecos pensamos que no es suficiente, y que tampoco estamos dispuestos en aceptar un maquillaje más que se traduce en injusticia social, por lo tanto debemos expresar libre y responsablemente nuestro rechazo en los escenarios y por los medios al alcance para hacernos escuchar, y de ser posible, participar activamente, conforme nuestras virtudes, en los eventos de elección y selección próximos (MP, SAT, Usac, CGC), sin dejarse intimidar por no pertenecer de forma incondicional a ninguno de los bandos, pero sí con la convicción de contar con la capacidad, preparación, compromiso y pasión para hacerlo bien; así los llamados a decidir, mediante procedimientos transparentes y objetivos, puedan contar con suficientes buenos candidatos que sean profesionales, experimentados, independientes y honorables.

De lo contrario, corremos nuevamente el riesgo que sean designados los candidatos con agenda particulares bajo el brazo, gusto por el protagonismo mediático innecesario y la intensión de potencializar sus perfiles políticos a costa de los cargos públicos, extremo que no solo abonará a la polarización actual y nos dará más de lo mismo sino que nos hará retroceder en lo ya avanzado, cuando lo que realmente necesitamos es mejorar el rumbo y fortalecer a las instituciones para que cumplan con su cometido legal.

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