Mario Alberto Carrera
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8 de enero

Más fríos que huevos de pingüino deben haber estado los que desayunaron los presidentes de EE. UU. y de “es mi bella Guatemala gran país”. Y no sólo los huevos matutinos -acaso con bacon y hot cakes y miel de Arce y Valladares Molina- sino la gélida atmósfera del saloncillo donde se reunieron con sendas traductoras e implantada Canciller del reino de “Arzuguala”.

Según nuestro payaso oficial y Presidente constitucional (qué vergüenza propia y ajena tener que llamarle así con toda propiedad) asistió al ágape para enrostrarle y arrostrarle a Donald, la gloriosa decisión guatemalense de mudar la sede de nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén que, desde el punto de vista de la geopolítica internacional, ha sido la mulada más soberana de las últimas que Guatemala ha consumado en el concierto de naciones. Pero no para Jimmy y sus secuaces, porque según estos, y él cómico Presidente, tal gesto debió producir en Donald la decisión y orden -a Naciones Unidas- de retirar al más odiado por los huéspedes selectos del Zavala. Porque para nadie es secreto que Mr. tupé es quien de verdad -y desde la ONU, feudo de USA- sostiene a Velásquez Gómez en su trono, en las goteras de La Cañada.

Le salió a Jimmy, una vez más, el tiro por la culata. Pero hizo la cacha y se afanó en el desayuno de los evangélicos -piadosos políticos internacionales de Cristo pro gobiernos fundamentalistas- para ver si crucifican y ejecutan a la CICIG. ¡Pero nada! Donald lo mandó a donde huele mal, ordenándole acabar, pero con el narcotráfico -del narcogobierno de Guatemala- implementado por fuerzas castrenses como de todos es sabido. Y punto en boca, le dijo en inglés el gringo y el chapín, por variar, metió la cola entre sus escuálidas canillas de seudodeportista, falso pastor y amañado y apócrifo presidente. Desayuno archi desangelado.

Casi todos los días de enero y febrero
Se publican horrores contra Jimmy y contra el nuevo “Micón” Sandoval Alarcón, también conocido como mono de oro, Adelantado de plata en el cuadrilátero mediático de este “averbenado” país.

Estos dos personajes representan -o son la escenografía y fachada- de la majestuosa oligarquía nacional. Ella puso y plantó al primero en el guacamolón, en 2016 -y entroniza diariamente al segundo- en y desde el poder que le otorgó (la famosa “Oly”) por ser el demiurgo de la “farsátira” llamada Firma de la Paz, en 1996.

El grupo Gutiérrez -también conocido como los del pollo y Multinversiones- unido a la troupe identificada como Semilla -que se arroga graciosamente la representación de la “Sociedad Civil (¿)- han tramado un sainete fantástico mediante el que quieren hacernos pensar, o creer, que la oligarquía clásica está a punto de morir y en plena agonía. Todo ello con la colaboración de unos “No Nos Tientes” matutinos -con peladero y televisión por cable- resentidos porque el Gobierno, la Alcaldía y algunos del grupo “del pollo” (pero no ronco) no les dan anuncio. Así de sencillo

La oligarquía clásica y rancia no está por caer. Eso ni soñarlo. A mi modo de ver, está más fuerte que nunca. La cerveza, el cemento, el azúcar, la palma y demás adláteres, adoran a su mono de oro porque es la estatua y el monumento a la encomienda y a la explotación a ultranza. Y sostendrán al clown nacional hasta el final, porque es su dócil y obediente y ridículo lacayo.

La alta burguesía y el mundo feudal agrario no van a soltar así nomás el poder. No en diez años. Y fíjense bien: ¡pondrán al nuevo Presidente, al de 2020! Semilla no olerá el poder mientras Álvaro esté vivo.

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