Jesús Alvizures
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La Ley de detención tiene preferencias; la gente popular del pueblo por X motivo es llevada al preventivo de la Zona 18, mientras que los cuelludos, políticos y otros van a Mariscal Zavala; o al Cuartel General Justo Rufino Barrios Matamoros.
Los que transgreden la Ley están registrados en el libro delincuencial de los tribunales del Sistema Judicial para ser juzgados de acuerdo a lo que motivó su detención; según los hechos.
Sin embargo hay actos condenables de experiencia retroactiva que involucran al sistema; con acomodamiento; pidiendo al detenido que se declare culpable con la amenaza de una condena desmedida, y rebaja en la pena que se aplicará ¿por qué? porque no tienen pruebas y quieren que el juicio no se caiga, mas ese no es el concepto aplicable de la Ley. No hay que hacer lo que uno no desea que le hagan, la ley de Dios en (Mateo capítulo 7: 2, 3, 4, 5,6) dice que con la vara que se midas con esa misma seréis medido.
Cómo es posible que en un pasado no lejano por una acusación falsa se iba a parar a la cárcel por orden de un Juez, sin haber investigado si la denuncia es verídica, ya estando tras las rejas un detenido se da inicio a investigar resultando a la larga que dicha persona es inocente de lo imputado, después que pasó meses detenido cuando no años y quién le devuelve el honor y el tiempo perdido.
Cuando hay denuncia, tiene que haber investigación y después detención; así como la aplicación de la Ley ahora en el Ministerio Público y CICIG, investigan el delito cometido y ya con pruebas solicitan la detención de quien infringió la Ley.
Aquí se sabía ese concepto pero jamás fue aplicado, hubo necesidad que un ente internacional viniera a abrir los ojos de cómo se debe aplicar el sistema jurídico para condenar a un acusado.
Se está en el camino de erradicar la corrupción, y que se trabaje honestamente dentro de un sistema pacifista y sin ambición de fortuna y poder. Fase que al hombre pierde dentro de sus necedades de alcanzar todo a base de una malversación estatal o represión. Aquí los políticos de menor jerarquía económica bailan al son de los billetes de alta denominación.
Seguir tolerando los consensos y los acomodamientos, en el área corrompida de la nación es ponernos la soga al cuello; la cual arrastra atraso, pobreza y miseria. El pueblo debe tener claro, que lo viejo y vicioso hay que desecharlo; y dar paso a las juventudes de mente limpia y progresista.
