Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Desde hace casi 3 semanas los guatemaltecos nos habíamos “acostumbrado” a convivir sabiendo que Álvaro Arzú había logrado, gracias a miles de razones, el control del Congreso tras haber recibido de las “nobles” manos de Jimmy Morales el control del poder Ejecutivo.

La Corte de Constitucionalidad (CC) abrió un breve marco de esperanza que se disipó cuando la planilla “nueva” incorporó a muchos que han estado defendiendo este sistema en su estado actual y el lider de la planilla no atinó o no quiso maniobrar diferente. Ver a Orlando Blanco liderando la conferencia de prensa y saber que Oscar Argueta, el que lideró junto con otros las reformas electorales que aseguran mantener los espacios de la gente cerrados, es un sinsentido.

Salvo contadas excepciones, estamos en medio de un pleito entre ladrones y el pueblo está en medio pero es necesario entender que más que las personas, es el sistema lo que impide participaciones decentes y asegura que los compradores de curules mantengan la sartén por el mango. Al mismo tiempo se producen ya las pruebas de que con respaldos que van desde el mismo Ejército hasta los sindicatos parte de la cooptación, la dictadura de la corrupción usará la fuerza y está para quedarse.

Y es por eso que yo he insistido en la necesidad de que la ciudadanía abandone la comodidad para involucrarse en un esfuerzo nacional de mínimos en una agenda que permita liberar al país de la atadura de la corrupción. ¿Qué más hacer dice la gente? Buscar esos puentes de dialogo y comunicación con más gente y grupos (aunque pensemos diferente en la mayoría de cosas) y estar presente en los momentos clave (en el proceso de elección de Fiscal habrá muchos, por ejemplo) del futuro nacional para asegurar que su voz se oiga y se sienta; todos, pero especialmente las élites de todo tipo, deben entender que si no enderezamos el rumbo las oportunidades de hoy estarán comprometidas.

No es lo mismo perder una batalla en primera vuelta que volverla a perder tras haber tenido una segunda oportunidad, pero de lo que acaba de pasar en el Congreso debemos sacar conclusiones para lograr los objetivos en el futuro y siendo realistas, ya llevábamos algún tiempo con ese control de Arzú y ahora se seguirán peleando las batallas por el futuro.

Ellos quieren recurrir a lo que mejor saben hacer y por eso usan al Ejército y a sus fuerzas de choque y solo dependerá del papel ciudadano lograr romper la dictadura de la corrupción, estando seguro que si nos disponemos a hacerlo tendremos el acompañamiento de la comunidad internacional y del mundo.

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