Roberto Arias
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o NAFTA por sus siglas en inglés, es un acuerdo entre Estados Unidos, Canadá y México con el fin de formar un bloque económico y establecer una zona de libre comercio entre estos tres países. Este Acuerdo fue negociado por el presidente estadounidense George H. W. Bush, el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, y el primer ministro canadiense Brian Mulroney.
El Acuerdo se firmó en Ottawa (11 y 17 de diciembre de 1992), en Ciudad de México, D. F. (14 y 17 de diciembre de 1992) y en Washington, D. C. (8 y 17 de diciembre de 1992) y entró en vigencia el 1 de enero de 1994.
Obviamente este acuerdo entre los tres países que forman el Norte del Continente Americano tuvieron repercusiones favorables y adversas en el resto del Continente que aglomera a la América Latina en su totalidad y, ahora que Donald Trump mete las manos para arruinar las cosas que no convienen a sus amos, repercutirá nuevamente en nuestros países si el NAFTA se desbarata.
El futuro de este pacto cuelga en peligroso balance. Esta semana iniciaron las negociaciones, y así también el peligro de muchos productos que los estadounidenses piensan que es la quintaesencia de su civilización.
Desde la ropa que usan los estadounidenses, hasta su comida, pasando por el auto que manejan y muchos diarios productos más, viajaron largas jornadas a través de fronteras internacionales antes de aterrizar en sus roperos, sus refrigeradores o en sus garajes.
Muchos de sus senderos son regulados por NAFTA, el acuerdo de 24 años que Trump ha llamado “Un desastre” y ha prometido retirarse completamente del pacto si Canadá y México no se pliegan a sus demandas de reestructurar el acuerdo -a su manera.
NAFTA ha tenido un impacto profundo en los tres países. Ha animado a las compañías estadounidenses a expandirse a través del continente al haber abolido las tarifas cobradas a productos que se mueven a través de las fronteras. Ha fortalecido a algunas industrias y ha hundido a otras.
Mientras las negociaciones continúan, el futuro del pacto se mantiene en un peligroso balance. Hay tres productos fundamentales que NAFTA ha modelado y que podría ser remodelados dependiendo de si el pacto cambia o sobrevive. 1. Tocino -Depende del Canadá. 2. Pantalones de lona o -Jeans. En 2005 salieron los últimos pantalones Wrangler de los EE. UU., y ahora la etiqueta dice “Hecho en México”, China, India, Vietnam y Bangladesh. 3. Cerveza. La industria cervecera -en términos generales- se fue a México, pero México depende de los finqueros estadounidenses para obtener los ingredientes para su más grande exportación mexicana a los EE. UU. -Cerveza.
Thomas A. Glaser, vicepresidente de la VF Corporation, propietaria de Wrangler dijo: “Hemos vivido el sueño de lo que NAFTA tenía qué hacer. -Crear un eslabonamiento integrado de proveeduría”.
Lógicamente Guatemala, por efecto dominó, perderá negocios y oportunidades con los tres países del Norte, en caso de que este otro berrinche de Trump se hiciera realidad.