Juan Antonio Mazariegos G.

La capacidad de asombro de los guatemaltecos fue rebasada hace ya muchos casos y la verdad, si a estas alturas se revela a la opinión pública que nuestros políticos confabulaban para envasar almas y venderlas al Diablo ya a nadie sorprendería.

El Caso Odebrecht trae a colación temas diversos, pero más allá de los números y los delitos, deja al descubierto una componenda interpartidaria que reservaba lo público para las descalificaciones, los ataques, la competencia y una enemistad virulenta, mientras que en lo privado quedaban las componendas, los arreglos y la distribución del botín.

Con simplemente sobreponer la línea del tiempo en cuanto a los distintos gobiernos que ocuparon el Ejecutivo y el Congreso de los últimos periodos, contra la presentación, negociación y aprobación del ya famoso Caso Odebrecht, nos podemos percatar que UNE, PP, Lider y cualquier otro que haya podido pellizcar algo lo hizo y peleó por su pedacito en una suerte de jauría de hienas que cooperaba para el atraco y luego enseñaba los dientes a la hora de reservar su trozo de carne.

No hay que ser un genio para saber que la identificación de la necesidad del proyecto de autopista al sur occidente, el costo, la calidad, el financiamiento y la ejecución quedaron relegados y comprometidos en función a los intereses por el monto de la comisión y un pronto pago, sin importar que los miles de usuarios de esa ruta, tan importante para el País, aun sigan esperando su carretera de cuatro carriles.

Bastará revisar el Listado Geográfico de Obras del Congreso o la agenda legislativa para poder encontrar, luego de la correspondiente investigación, otro sinfín de ejemplos como este y allí la respuesta a las enormes deficiencias del Estado y a la carencia de la infraestructura del País. Aquí lo de menos es la obra.

La Fiscal General y el Comisionado denominaron a lo revelado como la fase preliminar o uno del caso, es de suponer que la identificación de la ruta del dinero llevará el caso a las siguientes fases y hasta quienes hayan recibido su parte, los que deberán enfrentar, en consecuencia, su correspondiente parte de responsabilidad.

A futuro, la reestructuración total del sistema electoral y de partidos políticos ya no es una necesidad para la convivencia, es una necesidad para la supervivencia del País, quienes nos han gobernado o intentado gobernar, son entre ellos enemigos de a mentiras, mientras nos gobiernan, nos sonríen y juegan un macabro juego para determinar a quién le toca.

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