“Pregunten a la SAAS” fue la respuesta del Presidente luego de sostener cínicamente que él no tiene por qué gastar dinero de su sueldo para cubrir sus gastos eminentemente personales porque para ello están las partidas que maneja con manga ancha la entidad a cargo de la seguridad del Presidente y su familia. Y fue eso lo que hizo rápidamente la diputada Nineth Montenegro, quien citó al Secretario de Asuntos Administrativos y de Seguridad del Presidente de la República, funcionario que corroboró que al mandatario le cubren todos sus gastos, lo que hace que el sueldo de 146 mil quetzales que se embolsa mensualmente sea moco de pava comparado con lo que gasta la dependencia a cargo de su seguridad.

Si el sueldo del Presidente es un insulto a la población del país, cuánto más el hecho de que sin rendición de cuentas ni control la SAAS disponga de millones para consentir al mandatario. Justo es decir que la práctica no empezó con Morales, puesto que aunque el subcontralor del gasto público, César Elías, diga que esos gastos injustificados posiblemente sean resultado de la falta de experiencia y conocimiento de las autoridades actuales, la verdad es que todos los presidentes han sido consentidos, primero por el tristemente célebre Estado Mayor Presidencial y luego por la SAAS. Que la Contraloría, para variar, se haya hecho la bestia ante esos abusos descarados es otro asunto en el que habrá que reparar.

El Presidente de la República se metió solito en el ojo del huracán, al tratar de lavarse las manos por los gastos indecentes cubiertos con cargo a partidas de la Secretaría encargada de su seguridad personal. Pero ello es resultado de que no hay forma de explicar lo inexplicable ni de defender lo indefendible. Y en ningún lugar del mundo los gastos personales de un funcionario son cubiertos por el Estado y, mucho menos, con esa desfachatez insolente que además muestran de manera prepotente y torpe.

La Contraloría de Cuentas debiera realizar auditoría exhaustiva a la SAAS para determinar los gastos en que, desde su creación, ha realizado en forma ilegal e inmoral. Ahora que sienten pasos de animal grande, porque por primera vez en la Historia se le cuentan desde otras dependencias las costillas a quienes manejan fondos públicos, sería bueno que mostraran un aire con remolino para poner fin a ese tipo de gastos que son criminales, además de ofensivos.

El Presidente es el jefe superior de la SAAS y quien nombra al Secretario, por lo que no se puede lavar las manos.

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