Sandra Xinico Batz
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No se tiene que ser un gran experto para entonces conocer la historia porque esta es una necesidad de cualquier sociedad, pueblo o comunidad, ya que le permitirá saber de dónde viene para valorar y asumir su pasado, lo que significa, conocer lo propio con sus matices y con los pies bien puestos en la tierra para así poder ver con claridad hacia afuera, hacia las otras culturas y sus historias.

La ignorancia de este país hacia su propia historia es abismal, porque así fue construida la Guatemala que conocemos y vivimos. Deshacer el pasado de los pueblos no es algo que ocurre porque sí, ya que es comprobable que esto ha sido una estrategia para dominar y someter. La Colonia fue determinante en este sentido, en destruir nuestra historia porque con el tiempo esto surtiría efecto.

El que hoy los guatemaltecos se sientan y se comporten como “turistas” en sus propias tierras es resultado de todo esto y más. El racismo que prevalece no permite que sintamos la necesidad y urgencia de proteger nuestros patrimonios porque no los consideramos como tal. Al ladino le enorgullece La Antigua porque ve en ella su “origen” dejando a un lado (por desconocimiento) que en tiempos de la Colonia como ladino esta ciudad no le pertenecía porque era de los españoles y criollos.

El colonialismo del ladino le hace identificar como su único patrimonio lo erigido o construido después de la invasión española. Se siente orgulloso de la imposición y las dictaduras. ¡Dios guarde y le pase algo al Palacio Nacional o la Catedral Metropolitana! Hasta presos han querido meter a más de uno por grafitear el Palacio de la Policía. Cientos de indignaciones han surgido porque si a un Jesús no lo restauraron bien y lo dejaron diferente a su forma original.

Pero que no se trate de “lo maya” porque eso a nadie le interesa. Cientos de extranjeros han venido a saquear ciudades milenarias llevándose no sólo los objetos sino también la información y el conocimiento, además de experimentar con nuestro patrimonio al punto de la destrucción porque no me contradecirán que la “restauración” de la ciudad de “Zaculeu” fue eso.

Y son las universidades extranjeras las que mejor han aprovechado todos estos recursos. Decenas de misiones de investigación han pasado por nuestros territorios cuyos resultados jamás hemos visto y conocido. Se jactan de ser “descubridores” de lo que siempre ha estado allí porque allí vivieron nuestras ancestras y ancestros. La gran ciudad de Yax Mutul ni siquiera es reconocida como tal si no únicamente como Tikal, y sus calzadas han sido bautizadas como “Maler”, “Tozzer” y otros, que son los apellidos de los arqueólogos que han trabajado en este sitio.

Hasta los pocos códices mayas que no fueron destruidos siguen siendo nombrados como “de París”, “de Dresde”, “de Madrid”; además de que los descendientes de sus autores quizá jamás vean los originales porque no podrán viajar a los países donde permanecen y porque estos no volverán a los territorios de donde fueron saqueados.

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