Roberto Arias
Guatemala ha sido un país de controversias internacionales en varias ocasiones y los guatemaltecos generalmente hacen crítica positiva o negativa sobre estas controversias, dependiendo de dónde soplen el viento y las conveniencias de políticos, prensa, militares y embajada. Desde Arzú sabemos que también los narcos influyen. Desgraciadamente muchos guatemaltecos son hígado y corazón; el cerebro parece no funcionar mucho.
Cito parte de un análisis del destacado analista internacional y politólogo Nicholas Virzi: Primero, Virzi asegura que, cuando Donald Trump anunció la decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, se trató de una movida única en la historia de Estados Unidos. Una movida realmente audaz:
“La política exterior de Estados Unidos varía, dependiendo del presidente, pero se mantiene al margen. No obstante, hay ciertas cosas que solo algunos presidentes hubieran hecho. Por ejemplo, solo Obama hubiera hecho lo de acercarse a Cuba o a los acuerdos con Irán. Ahora, lo de Jerusalén es algo que varios presidentes han prometido hacer. Ya el Senado votó, 90 a 0 a favor de esta decisión. Pero solo Trump cumplió”.
“Guatemala rechazó la resolución de las Naciones Unidas porque EE. UU. es mucho más importante. En este caso, Guatemala se echó el mundo encima, pero el mundo no pesa. No importa. ¿Qué es más importante, la Asamblea General de las Naciones Unidas o EE. UU.? Estados Unidos es su principal socio comercial y es un país que interviene mucho en la región”. -Fin de cita-
Pero por el otro lado debemos pensar que la centralización de las tres religiones monoteístas convergen en la ciudad de Jerusalén –La ciudad sagrada–, el judaísmo, el cristianismo y el islam. A Jerusalén la podemos definir como un punto de peregrinación de quienes creen en Jehová, Yahvé o Allah. Verdaderamente no podemos llamar capital de Israel a Jerusalén por el elemental hecho de que cae en una sola administración, comenzando por el hecho de que los judíos –sionistas– no creen actualmente en Jesús como El Mesías venido al pueblo de Israel ni en Mohamed con su mensaje universal.
Esa misma soberbia de los judíos de no creer, no los hace aptos para agendarse a Jerusalén como su Capital. En consecuencia, la población israelí vive en un Estado que fue inventado en Naciones Unidas en 1948, que es cuando se vuelven los gendarmes de los intereses de los recursos naturales de Occidente.
Vuelta la página, Israel como Estado es gobernado por el sionismo recalcitrante y extremista que no valora la vida humana, que de la misma forma se puede mencionar al extremismo islámico que asesinando a inocentes contribuye a anular los preceptos mencionados por Allah en el Corán, que son: El respeto al honor del ser humano, así como el respeto a la vida como creación.
Jimmy Morales tuvo que tragar su amor propio y lustrarle los zapatos a los gringos y a los israelitas, tal y como los han hecho los presidentes anteriores y lo harán los posteriores, con tal de mantener la limosna fluyendo y… piñatizarla.