Javier Monterroso

Se denomina ciberacoso, acoso virtual o acoso cibernético al acoso que se realiza por medio de las redes sociales, este puede darse por medio de ataques personales insultando o agrediendo a una persona, divulgando su información intima o confidencial o también divulgando información falsa, para cometer este acto no es necesario que la persona reciba directamente el mensaje, ni que la etiqueten en el mismo, basta con que el acosador lo publique en las redes, tampoco es necesario que la persona se vea afectada económicamente, el bien jurídico dañado consiste en la reputación y la honra de la persona.

En Guatemala desde hace algunos años la mayoría de la población cuenta con teléfonos celulares inteligentes, esto ha incrementado la utilización de las redes sociales como mecanismo no solo para interactuar, comunicarse o conocer personas, también como fuente de información y participación cívica y política, por ejemplo es innegable que el éxito de las movilizaciones contra la corrupción en el 2015, se debió en buena medida a la utilización de las redes sociales como método de convocatoria e información.

Lamentablemente las redes sociales también se están utilizado para ciberacoso contra muchas personas, en lo que podríamos llamar la primera etapa del fenómeno los acosadores publicaban información intima de una persona en las redes sociales, incluso de menores de edad, varios fueron perseguidos y castigados penalmente por estas conductas a nivel internacional e incluso a nivel nacional se llevaron un par de procesos por este tipo de conductas. Ahora en una segunda etapa del ciberacoso es evidente que tanto en Twitter como en Facebook y en You Tube permanentemente se difunden ataques, muchas veces basados en información falsa o manipulada para afectar el prestigio personal, sobre todo de personas con relevancia política o social, el hecho de que algunas redes sociales permitan tener perfiles falsos hace más fácil esto, incluso hay personas pagadas que manejan varios perfiles al mismo tiempo (los famosos netcenters) que dedican muchas horas al día para difamar a los rivales políticos de sus patrones, o simplemente a personas que piensan diferente.

El 2018 será particularmente complicado para interactuar en redes sociales, los intereses detrás de la elección de Fiscal General y Contralor General de Cuentas van a incrementar la cantidad de los netcenters para difamar y calumniar a los posibles candidatos, y el 2019 será aún peor, con las elecciones generales y de cortes muchos candidatos serán sometidos a cualquier cantidad de ataques, la mayoría difamatorios.

Lamentablemente nuestra legislación aún tiene vacíos que pueden ser aprovechados por los difamadores para seguir con su conducta perversa, al final el ciberespacio es todavía lo que el jurista italiano Luigui Ferrajoli denomina espacios de micropoderes impunes, es decir lugares donde el Estado y el poder punitivo no ha logrado establecer un marco regulatorio efectivo para poder parar los abusos, en ese sentido es poco lo que el Ministerio Publico y el poder judicial pueden hacer contra los abusadores de las redes sociales, pero es mucho lo que pueden hacer los usuarios responsables para parar estas conductas, todas las plataformas sociales tienen mecanismos de bloqueo y denuncia, para que las personas que se sientan ofendidas hagan uso de ellos, al final la lucha contra el ciberacoso depende más de los usuarios de las redes sociales que del gobierno.

Artículo anteriorTerror psicológico: el fantasma de Venezuela
Artículo siguienteMejor desayunos, que refacciones