Juan Francisco Reyes López
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Adicionalmente, Álvaro Arzú, en la página 281 de su libro dice: “La privatización de los Ferrocarriles de Guatemala, FEGUA, no es tal cosa como parece, porque en realidad no había nada más que el derecho de vía y un montón de chatarra con un sindicato de viejitos intransigentes.  FEGUA no tenía nada.  Se dio en usufructo, mediante licitación, el derecho de vía, y apenas lo usaron”.

Al respecto procede aclarar:

1. El gran valor de FEGUA es el derecho de vía, por cuanto las líneas del ferrocarril existentes son de la frontera de México a la ciudad de Guatemala, de la ciudad de Guatemala a Puerto Barrios y de Zacapa a El Salvador; así como de Guatemala vía Zacapa a El Salvador. Ello permite, sin usar la línea propiamente en su derecho de vía, instalar gasoductos del Océano Pacífico al Atlántico, también permite instalar de forma subterránea y directa conexiones de fibra óptica con Centroamérica y México y, a través de los países al resto del mundo, lo cual hace que dicho trecho de vía tenga un valor multimillonario.

2. En cuanto al ferrocarril propiamente, es cierto que la mayor parte es chatarra, pero tiene un multimillonario valor por su cantidad y peso.

3. El tercer aspecto es señalar que varias locomotoras de marca canadiense impulsadas por diésel, son operativas. Lo mismo se puede decir de un par de cientos de plataformas por lo que se convierten en un medio de transporte masivo del Pacífico al Atlántico y viceversa; es decir, son un canal seco para el transporte de contenedores de mercaderías masivas, también puede utilizarse en el transporte del carbón que queman algunas hidroeléctricas.

Álvaro señala que fue Óscar Berger y su gobierno el que declaró lesivo dichos contratos, declaración de lesividad que le costó a Guatemala un pago compensatorio de alrededor de Q80 millones, prueba de que la concesión sí tenía un claro valor económico.

Adicionalmente, el derecho de vía del ferrocarril debía de utilizarse como un derecho que le permite al Estado de Guatemala crear una autopista de la frontera de México a Escuintla y otra autopista de Puerto Barrios a Guatemala, independiente de reservarse el Estado el derecho de vía para crear oleoductos y vías entre el Puerto de San José y Guatemala, así como de Guatemala a Puerto Barrios y de Guatemala a Chiquimula y El Salvador.

En todo caso, la concesión se hizo y lo único que se produjo fue un cobro en contra del Estado de Guatemala por Q80 millones, comprobándose que Óscar Berger sabe jugar boliche, parar las orejas como conejo y por supuesto hacerle caso a la supercúpula económica del país. Además de ser responsable de las numerosas muertes de reos que se habían escapado de las cárceles y de otros cuantos que casualmente murieron en la cárcel de Pavón, cuando la misma fue retomada en un plan que sin duda alguna responsabiliza al presidente Óscar Berger, al vicepresidente Eduardo Stein, al ministro de Gobernación, Carlos Vielman, al director de la Policía Nacional, el frustrado Rambo Erwin Sperisen y a otros funcionarios de la policía y al director de Presidios, Alejandro Giammattei, quienes pueden jurar de rodillas que no se involucraron en las muertes de ningún reo y que fue el ángel más bello del gobierno de Óscar Berger el que se hizo cargo de la muerte de estos individuos.

¡Guatemala es primero!
Continuará…

 

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