La titular del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo ayer que no ve tan dramática la cuestión del cardamomo en cuanto a posibles represalias comerciales del mundo árabe contra nuestro país. Afirmó que el cardamomo representa 0.37% del Producto Interno Bruto mientras que las remesas que envían los migrantes, sobre todo de Estados Unidos, representa 10% del PIB. La respuesta implicaría, en ese contexto, que están buscando proteger ese ingreso de diez por ciento aunque se tenga que sacrificar la exportación de cardamomo, lo que equivaldría a que el Gobierno espera que Trump modifique su política migratoria respecto a los guatemaltecos que han llegado, de manera ilegal, a los Estados Unidos luego del espaldarazo al traslado de la Embajada norteamericana a Jerusalén.

La administración Trump hizo del tema de la inmigración ilegal uno de los pilares de su política interna y la forma en que las autoridades han instruido a los policías fronterizos y migratorios no deja lugar a dudas. Ayer mismo llegó al país María Santiago, guatemalteca que dio a luz a cuatro hijos en Estados Unidos y que, por ello, son ciudadanos de aquel país. No los quiso abandonar y dejar solos y ante la orden de deportación los trajo a Guatemala privándolos de las oportunidades que hubieran tenido allá. Su caso es un ejemplo de la forma draconiana en que se están implementando las leyes migratorias y cómo las autoridades proceden sin consideraciones a la hora de ordenar deportaciones.

Dar a entender que el apoyo ofrecido a la Casa Blanca en el tema de Israel puede ayudar a los migrantes guatemaltecos que viven en Estados Unidos es una forma muy burda de manejar el tema. Es obvio que hay un marcado interés del Presidente por acercarse a la Casa Blanca y que el trasfondo del esfuerzo es el tema de la lucha contra la corrupción y la impunidad, pero no se puede esgrimir el tema migratorio como un elemento fundamental para la toma de la decisión que ha sido objeto de muchos comentarios en el extranjero, incluyendo en Estados Unidos donde hay analistas que han comprendido a cabalidad las intenciones del régimen guatemalteco.

El tema del cardamomo fue fundamental cuando se tuvo que dar marcha atrás en la anterior decisión tomada por Ramiro de León Carpio para establecer nuestra embajada en Jerusalén. Y es que del cardamomo dependen muchas familias que, según la lógica de la Cancillería, tendrán que emigrar como alternativa para subsistir si se concreta alguna represalia comercial del mundo árabe que respalda al pueblo palestino en sus reclamaciones.

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